1. Nunca sabes cómo acabará la noche


    Fecha: 23/11/2017, Categorías: Primera Vez Voyerismo Autor: Lauer, Fuente: CuentoRelatos

    Aquella noche de principios de verano después de ver una película que tan solo resultó entretenida, disfrutamos de una excelente cena en pareja. Habíamos podido dejar a los niños con los abuelos, los padres de Javier mi marido. Hacía tiempo que no disfrutábamos de una velada para nosotros dos. Caminábamos abrazados en busca del coche cuando Javier propuso alargar la noche un poco más. Sugirió ir a bailar y tomar unas copas. La verdad no me apetecía demasiado. La semana había sido bastante dura y suspiraba por llegar a casa, ponerme cómoda y relajarme. Le dije que mejor irnos a casa y descansar. No dijo nada, caminaba callado a mi lado. No estaba enfadado, quizás algo decepcionado de que no quisiera en una de las pocas ocasiones que nuestras obligaciones nos lo permitían. Entonces lo vi. Ahí estaba al otro lado de la calle con sus neones eufóricos que parecían señalarnos. Era un local, como su cartel reivindicaba, de "Exotic Dancing”. Una manera muy sagaz de llamar al típico local de topless. Desde el día que le confesé a Javier haber entrado en uno de esos por culpa de una estúpida apuesta de universitaria, siempre me recordaba que un día tendría que ir con él. .-Venga vamos. –señalándole la entrada desde donde los neones nos saludaban. .-¿Quéeee? –parándose en seco y mirándome desorientado. .-Me has oído bien. Siempre me lo recuerdas y hoy lo vas a tener. Entramos nos tomamos una copa y nos vamos. -estirando de su brazo para que reemprendiera la marcha- Vamos antes de que ...
    ... cambie de opinión. -su expresión pasó de la decepción al asombro. Deciros antes de continuar que mi nombre es Erika, 44 años. Soy de aspecto muy mediterráneo. Pelo castaño oscuro, rizado, de piel morena y los unos ojos marrones muy cerca del negro. Soy alta, más que la media, delgada pero con curvas que consiguen realzar mis caderas. Tengo los pechos firmes de buen tamaño, coronados por un par de “chupetes” como dice mi marido. A pesar de haber dado a luz a dos preciosos hijos, sigo manteniendo una buena figura. Aquella noche no iba de fiesta, vestía muy de sport, vaqueros, blusa negra bastante vaporosa eso sí y unos zapatos de pequeño tacón muy cómodos. Habíamos salido a ver una película y a cenar. No esperaba que la noche me llevara a un lugar como ese. Yo estaba muy nerviosa en el momento en que traspasábamos la puerta del local. Al principio me costó acostumbrarme al cambio de iluminación. A pesar de que había suficiente luz, necesité un tiempo para que mis ojos se habituaran y pudieran ver con cierta nitidez. Lo primero que hice sin saber muy bien porqué, fue inspeccionar todo el local con la esperanza de no encontrar a ningún conocido. Me sentiría incómoda de haberlo visto. Miré con discreción, no sé qué pensaba encontrar. Quizás un grupo de hombres pervertidos desvistiéndome con sus ojos o haciéndome gestos obscenos. Pero no vi nada de ello. Unos estaban hablando, otros contemplando el baile de las chicas, otros en la barra bebiendo… Lo normal. Algunos me miraron al ...
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