1. Mi esposa era una caperucita roja pornográf


    Fecha: 23/11/2017, Categorías: Primera Vez Sexo en Grupo Autor: lujuria69, Fuente: xHamster

    ... la ‘pequeña casa de fin de semana’, que increíble! No puedo precisar los metros cuadrados que ocupaba, solo sé que el terreno era impresionante, la edificación emergía rodeada por el verde césped, había tantos cuartos que podría haber sido un hotel, se respiraba lujo por doquier.Calculo que había más de cien personas, había varios cocineros preparando comidas autóctonas y al costado una banda tocando un popurrí de temas, pasando por la pachanga, mambo, bachata, cumbia y hasta se animaron a entonar algunos temas en inglés y portugués.Todo iba bien, todo encajaba, hasta que dieron las doce y las mujeres decidieron usar los famosos disfraces, mi esposa me pidió que la acompañara hasta uno de los cuartos para que le diera el visto bueno, ‘seré caperucita roja’ me recordó al oído.La seguí y esperé pacientemente en la puerta, otras mujeres iban saliendo ya preparadas, algunas ingeniosas, otras ridículas, pero el tema era divertirse.Pero la diversión se me terminó cuando vi a mi esposa ya cambiada, era una caperucita porno! Solo la caperuza roja y el canasto de mimbre en su brazo la identificaba, y el resto?Toda de rojo, un ajustado corsé marcaba su silueta levantando sus pechos como dos globos que amenazaban escaparse en cualquier momento, finos tacos altos, medias de red caladas cubriendo sus estilizadas piernas, sujetas por portaligas que se perdían bajo una diminuta falda tableada, su actitud me descolocó totalmente, confundido, indignado, comenzamos a discutir. Le increpé casi ...
    ... a gritos que estaba hecha una puta, que me haría sentir un miserable, que me humillaría, pero ella decía que era un exagerado y que yo no comprendía nada, la discusión subió mas y mas el tono hasta que ella al ver que no nos pondríamos de acuerdo solo me dejó protestando y se fue de mi lado con un ‘haz lo que quieras’La vi alejarse, sus enormes caderas se iban de un lado al otro al compás de sus pasos, su regordete trasero estaba casi desnudo, apenas tapado por esa pollera roja de unos pocos centímetros de altura, con una imperceptible tanga que se había perdido entre sus glúteos, se hacía la nena inocente, parándose chueca, juntando las rodillas y llevando su dedo menique a la boca, mis sentimientos se entremezclaban entre una furia impotente y una rara excitación, la seguí sin perderle el rastro a poca distancia, como era lógico los hombres se daban vueltas al verla pasar clavándole las miradas en sus atributos, los comentarios eran de lo más exacerbados, yo no salía de mi asombro.Samanta se perdió entre la gente, quedé atrapado por la muchedumbre que bailaba al ritmo de la música, luego de unos minutos alcancé a divisarla cerca de la barra de bebidas, dialogaba con tres caballeros de una forma no muy normal, la furia me invadía, acá pasaba algo más que una simple fiesta de compañeros de trabajo, ellos se movieron y nuevamente los perdí de vista.Había pasado media hora y no conseguía ubicarla, la desesperación me abordaba, no estaba en ninguna parte, parecía que la tierra ...