1. Confidencias 12 Coche de lujo para follar en la calle


    Fecha: 26/11/2017, Categorías: Gays Autor: Alvaro-L-de-H, Fuente: SexoSinTabues

    ... vino a ayudarme a estirar las piernas y la cintura. -Queremos tenerte, los dos deseamos dártela, esas más guapo que antes, te han favorecido las vacaciones, habrás venido con ganas y nosotros las tenemos también. Me giré hacía él sin dejar de hacer mis movimientos. -¡No! -¡No! ¿Qué es no? Me apretó con fuerza la cintura y luego bajó las manos a las caderas. -Qué no quiero hacerlo más. -Lo estas deseando putito, te tiembla el cuerpito de nena que tienes. Tenía razón, me temblaba el cuerpo y se me humedecía el anito pensando en algo que lo llenara. No iba a ceder, me había prometido cambiar y resistirme a mis deseos de sexo y estaba dispuesto, por lo menos a luchar e intentarlo. Hay machos que enseguida detectan los deseos de las hembras, como si estuviéramos en celo y derramáramos feromonas en el aire, para atraerlos diciéndoles que estábamos dispuestas para la copula. Yo estaba así, muerto de ganas y él lo sabía con certeza, se arrimó para que notara la potencia de su verga en mis nalgas logrando que mi anito se abriera, ¡Mi Dios! Estaba a punto de ceder y salir corriendo para recibir dos maravillosas pollas por el culo y la boca y recordé que tenía que salir pronto para ir al encuentro de Eduardo. -¡No! Se acabó, no habrá más aunque me esté muriendo de ganas. Asaf no se dio por vencido y me cogió de la mano para posarla en su polla. No me podía resistir y la agarré desesperado, pero no pasé de ahí y aproveché que otros chicos iban a cambiarse para ir con ellos y evitar el ...
    ... encuentro con Iván o Asaf. Salí corriendo y en la acera de enfrente vi a Eduardo, estaba delante de un enorme coche verde botella, cuando me vio aparecer llamó a su chofer uniformado que estaba mirando el capó del vehículo buscando alguna mota de polvo. Se metió en el coche y automáticamente se abrieron dos puertas traseras del mismo lado. Eduardo esperó a que llegara casi corriendo a su lado y me dejó pasar delante de él, cuando él penetró las puertas se cerraron ellas solas o así lo creía yo. El vehículo por dentro era como un mini salón con los cristales oscuros pero se veía la calle, mientras que para el interior no se veía nada y lo mismo era con el departamento que ocupábamos y el del conductor. Lo primero que hizo Eduardo fue llevarme hacía él y abrazarme besándome la frente, entonces escuché la voz del conductor que salía por algún altavoz invisible. -¿Dónde quiere el señor que los lleve? Eduardo le pidió que diera unas vueltas y encontrara un lugar tranquilo donde pudiéramos estar hablando. El coche comenzó a rodar. -Esas temblando pequeño, ¿qué te sucede? ¿No estarás asustado por mi? -¡Ohh! Eduardo, qué cosas me dices. Abracé su fuerte pecho y me tuve que elevar para besarle en la comisura de la boca haciendo que su bigote me cosquilleara en el labio. -Tú no me asustas. Me acariciaba el pelo retirándolo de la cara, pasaba sus dedos con delicadeza por la mandíbula oprimiéndome en algunas zonas. El coche se detuvo y volví a escuchar la voz de conductor. -Esta es una ...
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