1. Patricia cuenta su historia I


    Fecha: 26/11/2017, Categorías: Incesto Autor: claudiob, Fuente: CuentoRelatos

    Continuando con mi relato anterior“Patricia cuenta su historia” les recuerdo que mi nombre es Patricia y tengo 19 años, que comencé mis lides sexuales a los 18 años, edad en que mis medidas ya eran 100 – 59 – 82, es decir tenía mucho busto pero nada de culo (sigo igual, el orto no me crece aunque lo uso mucho), tengo 1,54 metros de estatura, soy morochita, de pelo negro y ojos marrones. Como les decía mi hermano, Mario, no estaba en casa por lo que aproveché para que su amigo, Eduardo, que lo vino a buscar y que a mí me gustaba, me desvirgase; estaba casi a punto de sentarme sobre su verga cuando grité, porque por haberme restregado su chota contra mis virginales labios vaginales y mi clítoris, acabé, lanzando un grito que Mario escuchó, se ve que recién llegaba, y pensando que algo me había pasado corrió al fondo, en donde estábamos, y viendo como nos encontrábamos, pensó que Eduardo me había desvirgado por lo que me sacó de encima suyo y lo comenzó a golpear, a resulta de lo cual Eduardo salió corriendo, con su slip y pantalones por los tobillos, a mí me llevó a mi pieza y, habiéndome acostado, se disponía a ir a buscarlo al tiempo que decía que lo mataría por llevarse mi inocencia sin ninguna consideración pues me hizo gritar como un chancho. Yo entonces, recobrando totalmente la conciencia, entablé con él el siguiente dialogo: —¡Para Mario! ¡Vas a cometer una locura! —Que locura ni que locura, lo voy a matar a ese hijo de puta. —Pero si no me hizo nada. —¿Cómo qué no? ...
    ... ¿Desvirgarte no es nada? —No me desvirgó. —¿A no? ¿Ya no sos virgen, entonces? —Sí aun soy virgen —Entonces ¿Qué estaban haciendo en bolas? —Estaba por ensartarme su verga. —Y si no te la metió ¿Por qué gritaste? —Porque me estaba restregando su pito en mi raja y en mi clítoris y acabé. —¡No te creo! —Te digo la verdad. Sentí como que estallaba una bomba dentro de mí, no lo soporte y grité. —No me lo trago, lo decís para defenderlo. —¡No! Lo digo porque es verdad. Mírame y vas a ver que tengo la concha intacta. —¿Qué querés que mire? ¿Por más que lo haga no me daré cuenta si lo hiciste o no? No voy a ver nada. —Veras que la tengo intacta. —No me daría cuenta porque tendría que vértela adentro, y aun así ni me daría cuenta. —No lo hice antes ni ahora, ¿No me crees? —Me es difícil de creerlo, sobre todo habiéndote encontrado sentada en su falda. Estando vos, sin bombacha ni corpiño, con tu remera al cuello y habiendo pegado un grito y él, con sus pantalones en los tobillos y su poronga parada. —Suena difícil de creer, pero te digo la verdad. Mira mi concha - Me levanté el vestido dejándole ver mi concha para que se convenza. —¿Qué haces? ¿Estás loca? —Te muestro mi concha para que te convenzas que no pasó nada. —Ya te dije que por más que la vea no me daré cuenta de nada. Le agarré la mano y le dije: “Tocame entonces así te convences” Y él me dijo que seguramente me volví loca porque es mi hermano y sería totalmente antinatural que me toque y que además por más que me toque ...
«1234»