1. El obrero


    Fecha: 27/11/2017, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Una compañia envió a un obrero negro muy alto y musculoso a hacer unas reparaciones en mi casa, dijo que tardaría unos 5 días. Preparaba algo en la cocina cuando aquel hombre se quitó la camisa. Era muy musculoso, viril, y atractivo. Empecé a ir a la cocina a mirarlo y el lo notó. Mi esposo tuvo que salir de viaje y quedé sola. Ese día a medio día subí a ducharme, me depilé completa y entré a la ducha. Empecé a masturbarme imaginandome con el obrero, cuando unas fuertes manos me aferraron por la cadera. Volteé asustada y allí frente a mi estaba aquel hombre totalmente desnudo. Su pene estaba totalmente erecto y era enorme y grueso, nunca había visto un pene como ese. Traté de oponerme pero el me inmobilizo con gran facilidad y empezó a besarme y me dijo: Mira catira preciosa, estabas masturbandote pensando en mi, para que fantasear si me tienes aquí para complacerte. Por la excitación y el miedo dejé de oponerme, me hizo rodear su cuello con mis brazos, y tuve que pararme en puntillas para besarlo, pues era muy alto. Sus manos me tocaban a placer y eso me excitaba y gustaba mucho. Me cargó a la cama y allí beso, tocó, acarició, manoseo cada cm de mi piel. Mi vagina estaba muy lubricada y el se montó sobre mi y me penetró lentamente, ...
    ... pidiendome que lo mirara a los ojos. Sentí que me abría y estiraba la vagina a más no poder, su pene iba entrando sin apuro en mi, y sentí angustia de que nunca fuera a terminar, estaba muy profundo y seguía entrando, aquello me dolía, pero el no paraba de entrar. Al meterlo todo tuve un intenso orgasmo y el empezó a moverse. No se cuantos orgasmos tuve mientras me cogía, pero ese fue solo el comienzo. Aquel hombre penetro mi ano, que aún era virgen y me hizo gritar como loca de placer y dolor. Eyaculó en mi boca y me tomé su semen como si fuera un elixir. Esa tarde y noche hizo conmigo lo que quería y no pude oponerme. Dormí en sus brazos sintiendome una hembra completa por primera vez en su vida. Olvidé que era casada, olvidé a mi esposo, solo fuí su mujer. Al irse al día siguiente sentí miedo de que me hubiera preñado, pues no usaba ninguna protección, pero la mestruación me dio una buena noticia. Busqué a aquel hombre con la compañia, pero me dijeron que ya no trabajaba con ellos, me dieron su teléfono, pero nunca contestó. Ese negro me dio el sexo más extraordinario de mi vida, fue solo unas horas, pero me marcó. He buscado placer en otros hombres de color, son deliciosos, pero creo que ninguno igualará a ese magnífico macho negro. 
«1»