1. MI ATRACCIÓN POR LOS HOMBRES MADUROS 2


    Fecha: 01/12/2017, Categorías: Gays Autor: Magnus009, Fuente: SexoSinTabues

    Continuación de mis memorias sexuales. MI ATRACCIÓN POR LOS HOMBRES MADUROS 2 Aquí les dejo en enlace a la primera parte de la historia de mi vida, en la que recuerdo cómo un machito de doce años que se creía hetero en los años 50 y 60, acabó perdiendo la cabeza por las pollas de los hombres maduros. http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-32828.html Como ya dije, me hice un asiduo de los urinarios. Todavía no sabía que en aquellos años grises de la dictadura, esos lugares eran los únicos en los que se podía mirar las pichas de hombres mayores y chupar alguna de vez en cuando. El pensar en chicas había pasado ya a la historia, ya solo podía pensar en pichas duras, calientes y palpitantes, y en cuánto placer sentía sacándoles toda la leche; en ver las caras de satisfacción de aquellos hombres que podían ser mis abuelos, cuando un chaval pequeño y delgado como yo temblaba de placer cuando me besaban en la boca o cuando me apretaban los pezones mientras mamaba sus pichas. Algunos me bajaban los pantalones para acariciarme el culo mientras me llenaban la boca de saliva, y a veces me metían un dedo hasta arrancarme un gemido de placer, pero nunca dejé que me follaran. Tenía miedo de que me hicieran daño y ya disfrutaba bastante mamando. El verano siguiente conocí allí a un hombre de 52 años que me gustó mucho. Se llamaba Miguel y era muy alto, como de 1. 90, corpulento y algo de barriga. Su picha era larga y gorda, y de un color sonrosado. Hacía ya tiempo que había perdido la ...
    ... vergüenza y, al ver que la tenía dura, fui yo quien le agarró de la mano para llevarle a un retrete. Fui yo quien una vez cerrada la puerta se lanzó a su cuello para besarle en la boca, quien le desabrochó el pantalón para acariciarle su hermosa picha. Creo que le hice la mejor mamada de su vida, porque al salir se ofreció a invitarme a una horchata. Me habló de él. Me contó que estaba casado y que era la primera vez que iba a aquel sitio. Después me preguntó el nombre, y cuando me dijo que conocía a mi padre estuve a punto de salir corriendo. La idea de que alguien, y mucho más mi padre, se enterara de lo que me gustaba hacer en los urinarios, de cómo la picha de un hombre me hacía perder la voluntad, me producía un temor irracional. Me tranquilizó diciéndome que lo había pasado muy bien y que le gustaría volver a verme. Quedamos para vernos el día siguiente y, al entrar en los urinarios, fuimos directamente a un retrete. Esta segunda vez fue mucho más placentera que la primera. Después de besarnos durante un rato me bajó los pantalones y abrió mi camisa. Me besó y chupó por todo el cuerpo, el culo, la pollita, los pezones y otra vez mi boca. Después me dejó que le hiciera feliz sacándole toda la leche. Nos veíamos tres o cuatro veces por semana y de pronto, un día, me di cuenta de que estaba enamorado de él, o al menos eso creí yo entonces. Otros hombres me habían metido un dedo en el culo y algunos habían querido metérmela, pero aunque cuando estaba con un hombre lo único ...
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