1. Cogiendo con una extraña de nombre Ángela


    Fecha: 03/12/2017, Categorías: Hetero Anal Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    ... solo gime de placer y suspira diciéndome que el masaje esta sabroso. Después de algunos minutos, se da vuelta y ahora expone su precioso y firme trasero y yo tengo cierta desconfianza llegar a sus glúteos con mis manos, pero ella intuyendo quizá, me hace una breve plática: - Sabes, siempre he fantaseado que un extraño llega a mi apartamento y que me hace todo lo él quiere, sin yo decir nada. Imagino que me habla sucio, como si tratara una puta y yo solo le escucho siguiendo solo las instrucciones de este extraño: ¿Quieres ser ese extraño tú? Que me coja y que haga conmigo lo que quiera. No dije nada… solo que mis manos se fueron automáticamente a agarrar aquellos morenos glúteos donde se divisaba un tatuaje indescifrable en su espalda baja. En aquella posición comencé a masturbarla y me di cuenta que ella ya estaba húmeda. Yo no soy de los que hablan vulgarmente, no me siento identificado con ello y mucho menos tratar a una chica como una puta, pues tenía poca experiencia con chicas de paga. De una manera que yo mismo me desconocí le dije abiertamente: - ¿Dame una mamada en la verga? - ¡Si papi! -respondió con una mirada disfrazada de timidez. Los dos nos incorporamos y es ella es la que me baja el cierre, me baja el pantalón y se queda sorprendida con el pedazo de carne que tiene en sus manos y que intuye no podrá meterse ni la mitad en su pequeña boca. Comienza a mamármela he intenta a meterse todo lo que puede, pero yo se la empujo aún más y hace ese sonido desesperante ...
    ... del que se está ahogando. Creo que fui más allá, pero ella no dice nada y aquello se repite, como si ella gozara tal tortura. Solo paraba cuando era evidente que no podía respirar o tenía esa sensación de vomitar, pues mi verga le abría toscamente la garganta. Así pasamos unos diez minutos para luego ponerla en cuatro en el sillón. Sin misericordia y en una bien lubricada conchita le dejo ir los 23 centímetros de mi inflamada verga. Aquella masa de mi carne se llenó con los jugos vaginales de esta chica y le comienzo un taladrar incesante y ella gime y grita de placer. Como el taladrar es fuerte y violento, no siento cuando las paredes de su vagina se contraen cuando Ángela se corre quedando como paralizada con su columna encorvada. Lo único que decía Ángela con la evidencia de un conmocionado pecho era: Dios mío, que rica cogida me estás dando papi. Sabía que había llegado al orgasmo y mi verga sale llena de una espuma blanca, mezcla de sus jugos vaginales y mis líquidos seminales. Ella intenta recobrar el aire, pues parece que acaba de terminar una carrera de los 400 metros. La tomo toscamente y la vuelvo a poner en cuatro y en esta ocasión, le escupo el culo un par de veces, y con mi verga ya bien lubricada le asomo mi glande en la entrada de su ano. Recuerdo que le dije algo así, como pretendiendo ser vulgar: Querías verga puta, ahora vas a sentir mis 23 centímetros en el culo hasta que te vengas. Sin pensarlo mucho y sin misericordia, le dejé ir toda la verga hasta que mis ...