1. Capítulo I Sanlúcar de Barrameda (Sevilla)


    Fecha: 04/12/2017, Categorías: Hetero Autor: emlyxxx, Fuente: RelatosEróticos

    Sepan vuestras mercedes, y tengan conocimiento cierto de ello, de que todo cuanto en estos escritos se mencione, de la vida íntima de Cortés, será pura invención,y que en modo alguno el gran conquistador español fue protagonista de tales hechos, a no ser que la casualidad haya gastado a la pluma del que suscribe una pesada burla. Si bien los acontecimientos históricos por todos conocidos han de coincidir forzosamente, ello no supone que sean ciertas las diversas aventuras y desventuras que Cortés vivirá a lo largo de estas páginas. A este respecto, todo será fruto, única y exclusivamente de la arrebatada imaginación de este pobre prosista. Cuando nació Hernán Cortés, el almanaque cristiano deshojaba los días del mes de julio del año 1485. Tan solo habrían de transcurrir diecinueve años para que Cortés tomase la decisión de partir hacia las Indias. Aquel año de mil y quinientos y cuatro de Nuestro Señor Jesucristo, la recién proclamada reina de Castilla, Juana I, más adelante conocida como Juana la Loca, había concedidoa los castellanos el derecho de explotar las minas que poseyeran en los territorios allende los mares. Lo que, sin duda, había incentivado la marcha de cientos de hombres hacia el nuevo continente. En Roma, Miguel Ángel terminaba su David. Y el emperador mogol Babur conquista Kabul. Asentada en la margen izquierda del estuario del río Guadalquivir Sanlúcar de Barrameda, bullía de gentes ocupadas en los últimos preparativos para la singladura. Las seis naos se ...
    ... encontraba amarradas en el puerto y los caballos y carruajes iban y venían ruidosamentey en todas direcciones por las empedradas calles de la ciudad. -¡Válgame Dios!- exclamó la madura meretriz al saber de los jóvenes labios del chico su intención de embarcar al día siguiente hacia el otro lado del mar océano. -¡Con diecinueve añitos!¡Válgame Dios!. Mire mi niño, que en aquella tierra se otorga la vida con mayor facilidad que en esta – avisaba la mujer- y que son muchos los que parten para no regresar. Los menos porque hallan tesoros y riquezas que anclan sus naves para siempre al otro lado del mar, pero los más, porque heridos del hierro de alguna espada o cuchillo, o bien víctima de raras y desconocidas fiebres, entierran para siempre bajo el verdor de las selvas, las ilusiones que vanamente habían fabricado- Cortes rió. Hablaba inusualmente bien aquella prostituta. Miraba sus tetas abundantes, que asomaban generosas bajo la blusa. Debía de tener cumplidos los treinta, sin duda, pensó el chaval. Lo que hacía gracia a Cortés era que la mujer le tratase como si de su propio hijo se tratase. -No se preocupe usted por mí, querida señora………..- dejó la frase en suspenso esperando de la mujer recientemente conocida su nombre. –Ana- contestó ella. -No se preocupe usted por mí, querida señora Ana, se cuidar de mí mismo, se lo aseguro- Cortés tomó su faltriquera de cuero. La pequeña bolsa colgaba bajo la remera, extrajo un cuarto de real de plata y se lo ofreció a la prostituta. La ...
«1234»