1. Con la hija de mi pareja. Incesto sin culpas


    Fecha: 09/09/2017, Categorías: Incesto Sexo con Maduras Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    ... instante mis ojos se volvieron a cruzar con los suyos, un instante de indecisión que me pareció una eternidad. En ese mismísimo instante me invadió el atrevimiento de la adolescencia, ese momento la locura pasional turba el entendimiento, la lucidez de la razón se quema en la turbulencia del fuego del deseo. Durante mucho tiempo había acumulado los besos más obscenos que le quería dar, este fue el momento justo y preciso. Todos sabemos que cuando esos besos tan obscenos se hacen carne es signo inequívoco de que lo mejor está llegando. Despegarme de su boca y pensar el próximo movimiento fue la inspiración del deseo que se agigantaba en mi bragueta, es el momento preciso cuando las acciones son dirigidas por “la cabeza de abajo”. La locura nos invadió por igual de manera descontrolada. Se “agarró” de mi brazo, y sin cruzar palabra nos refugiamos en el baño para no ser pescados infraganti por alguien que hubiera subido por la escalera. Apoyó su espalda contra la puerta, me apreté contra ella, durante un momento lo único que hicimos fuer mirarnos. Temblábamos como niños, mis sesenta años presionaban sus veintipocos. Las bocas sedientas abrevaron en los labios del otro, las lenguas iniciaron la épica del deseo. Ella también se había dejado subyugar por las consecuencias del beso que nos prodigamos y los actos que siguieron fueron digitados por la lujuriosa situación pasional que nos invadía. La hice girar con fuerza, hasta sentarla sobre el lavabo, me coloqué entre sus ...
    ... piernas, solo nos mirábamos, un instante de incertidumbre que la falta de oposición me envalentonó para continuar, respiré para atreverme a poseerla. No era momento de palabras, Elena cerró los ojos con intención de tranquilizarse, me acarició la cara con la dulzura que el momento propiciaba, sus gestos me hacían entender que ella había leído mis pensamientos y que el miedo de lo inevitable era compartido. En esos momentos, el deseo subía por el ascensor de todas la locuras, puse mi boca en su cuello para llenarme de su aroma, dejarle mi aliento impregnado en su piel y mis besos más calientes derritiendo sus últimas prevenciones, podía sentir como el rubor de la calentura ascendía por su rostro. La sentía estremecer cuando mis labios se posaron sobre los suyos. Me dejé comer la boca un momento donde la eternidad se manifiesta en un instante, abrió los ojos y se miró en los míos. Asentía al deseo, se dejaba arrasar en el torbellino de la pasión. Nuestras lenguas volvieron a enredarse con intención de no separarse nunca más, mientras mis manos hurgaban bajo la blusa buscando aprisionar los pechos entre mis manos. Me sostenía la cabeza, ofrecía el premio de sus erectos pezones para que los secuestrara entre mis labios y escondiera en la boca. Con la destreza de la prisa por hacerla mía, desabroche el cinto y me desnudé de la cintura para abajo. Mis manos buscaban desplazar la bombacha para poder introducir mis dedos en su vagina, pletórica de aromáticos jugos, colabora elevando sus ...