1. Descontrol hormonal (capítulo I)


    Fecha: 13/12/2017, Categorías: Confesiones Autor: danevil, Fuente: RelatosEróticos

    ... gel trasparente, inodoro y sin sabor. Podríamos decir que es algo así como agua espesa. No voy a describir aquí las virtudes y riesgos de los usos de esta hormona; para efectos de este relato, sólo hace falta saber que a los hombres nos pone cachondos como perros y a las mujeres también. Exactamente siete días atrás cogí aquel tuvo y vertí un poco en el frasco de jabón líquido que usaban las chicas. Fue así como, a través de una semana, cada vez que cualquiera de las chicas se daba una ducha, sin saberlo, se estaba dando un baño de hormonas que poco a poco las iba calentando. -Ahora quiero que me folles bien duro, como a una de esas putas que tanto sé que te gusta ver en internet. Aquello era cierto y que ellas lo supieran formaba parte del plan. Al quinto día de estar recibiendo el tratamiento especial, comencé a masturbarme encerrado en mi habitación sin bajar el volumen del ordenador. Era una forma de comprobar si la testosterona estaba funcionando. La habitación de Alma se encontraba junto a la mía. Nuestras camas compartían la misma pared. Ella me escuchaba a mí y no pasó mucho tiempo antes de que yo también la escuchase a ella. Sus gemidos atravesando la pared sonaban a mis oídos como el trinar de buenas noticias. Saber que Alma se masturbaba al otro lado de la pared, mientras yo también lo hacía, fue suficiente para ponerme realmente cachondo, así que uno tardé mucho en correrme. Luego nuestro intercambio de miradas en el salón o en la cocina me confirmaron que ella ...
    ... estaba experimentando un rápida transformación. Se le veía más abierta, más jovial, ocurrente y divertida. Era como si la calentura de la testosterona la estuviese convirtiendo en una personas mucho más segura de sí misma. Dos días después era tanta la seguridad que sentía que no dudó en masturbarse con la puerta de su habitación abierta de par en par. Sabía que estábamos en el piso sólo nosotros dos y que no pasaría mucho tiempo en que yo mordiera su anzuelo. Aunque, si lo pensamos bien, es como la historia del pez que se como al pez que se come al pez. La trampa que ella me tendió a mí fue porque yo se la tendí primero a ella. Plan perfecto. Es como conseguir que tu suegra mate a tu mujer para luego largarte con la cuñada. Y a todas estas, Alma feliz moviendo sus caderas desenfrenadamente gozando con las envestidas que ella misma se proporcionaba. Su desenfreno y entrega era tal, que a veces daba la impresión que Alma se encontraba terriblemente mal y que sólo follando conseguía un poco de alivio. Nunca en mi vida vi a ninguna mujer chorrear de aquella manera. Mi entrepierna y la cama se encontraban mojadas como si aquella mujer en lugar de un orgasmo hubiese roto fuente. Uno de los chorros que disparó salió con tanta fuerza que me mojó el pecho y hasta saboreé algunas gotas que acabaron en mi boca. Ella se corrió no sé cuántas veces, mientras que yo nunca logré hacerlo. Tenía la polla erecta, pero por más que la envestía, seguro que por andar pensando en pistoladas, en aquel ...