1. Madre, dos hijas: Los tres postres


    Fecha: 15/12/2017, Categorías: Confesiones Anal Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    ... sorpresa y solo me limité a preguntarle si vendrían esa tarde o noche a casa. - Mi hija mayor cierra hoy el restaurante y la menor todavía sigue en la universidad y duerme en los dormitorios universitarios. Así que estamos solos toda la noche y si desea quedarse, le ofrezco la intimidad de mi dormitorio. - ¿Usted es siempre así de directa? - ¡Bueno! Si hay algo que deseo y quiero, soy así de directa. Antonio, ya no somos jovenzuelos, usted y yo sabemos lo que queremos y lo importante para usted y para mí, es que no hay ningún compromiso. Se acercó a mi mientras me decía aquello, me dio un beso en mis labios y me puso esos duros pechos contra el mío y sentí esos dos pezones erectos, como esperando a ser succionados, lamidos, acariciados. Yo le tomé con una mano su cintura y con la otra ese redondo y firme trasero. Ella me mira con esa mirada seductora y me pregunta al oído: - ¿Lo queres? ¿Te lo queres follar? - Sí, me lo quiero coger… - Te los voy a dar… te prometí los tres postres y te los voy a dar. Apenas tenemos 15 minutos de nuestro encuentro y la primera copa de vino no la hemos terminado y esta linda mujer de aproximadamente un metro y sesenta centímetros y con un peso de unas 135 libras, me lleva a su habitación y me hace entrar. Huelo el aroma de inciensos de canela y fragancias exóticas, miro algunas velas encendidas y nos sentamos frente a una pequeña cantina que tiene en su habitación la cual es bastante amplia. Esta vez me sirve un whisky a mi petición y ella ...
    ... toma lo mismo. Tomamos un sorbo y ella se reclina contra mis pectorales y me levanta mi camisa deportiva y comienza a besarme y mamarme las tetillas. Yo estoy sentado en este banco giratorio y Ana me da esa mirada como pidiendo permiso para bajarme el cierre de mi pantalón. Lo remueve todo pues dice que no quiere que se me aje y quedo cas desnudo, solo vistiendo mi calzoncillo estilo bikini y Ana me llena de cumplidos con asombro: - ¡Se mira potente y exquisito tu paquete! Creo que la que comenzara con el postre seré yo. –dijo. Se fue por encima de mi calzoncillo y comenzó a besarla por sobre la tela y mi verga vibraba por salir, pues esta mujer además de llenármela de besos, ya había sacado un testículo, el cual comenzó a chupar como si de un dulce se tratara. Me miraba con esa luz encantadora de sus ojos negros y finalmente liberó mi verga y sin esperar mucho comenzó con una rica mamada y me sorprendió que con un esfuerzo sobrehumano, casi desaparecía entre su boca. Hizo varios intentos y aunque parecía tortura, Ana intentaba introducirse lo más que pudiese adentro. Me la pajeaba entre sus manos, la escupía y volvía a introducirla y mi verga desaparecía entre esos labios rubís una y otra vez. A los minutos, finalmente me limpia con una toalla mis huevos y la zona de mi perineo, pues su saliva es abundante y ha llegado por doquier, que hasta el cuero del asiento esta empapado. Me pide que le asista con remover su blusa blanca y su pantalón corto, y queda solamente con su sostén ...
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