1. Delito, sexo y venganza


    Fecha: 15/12/2017, Categorías: No Consentido Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... pero ya no sabía si de los nervios o de la calentura. En breve llegó el Cuqui con un tipo que, a juzgarlo por su voz tendría unos 50 años. El pibe quiso que me baje de la mesa y que comience a gatear por el suelo, buscando al tipo que me llamaba como a un perro entre silbidos, palmas, chasquidos y bufidos por mis desorientaciones. Naturalmente me chocaba con todo, y los tres se reían de mi desgracia. Ya me ardían las rodillas cuando al fin me topé con la humanidad del hombre que en breve dejó caer sus pantalones a los tobillos y me cazó del pelo para que mi boca se la trague toda. La textura arrugada de esa verga erecta pero no muy firme me hizo pensar que tal vez tuviese unos 60. Apenas mis dientes la rozaron y un hilo de baba coronó sus acalorados testículos, el tipo jadeó, tembló y llamó a Nadia para que se sume. ¡dale boluda, ayudala un poquito a esta borrega!, dijo, y los pies descalzos de Nadia la trajeron a mi lado. Nos re comimos la boca alternándonos la pija del viejom y aunque yo podía tocarla, ella me eructaba en la nariz, me apretaba las lolas, me escupía y me susurraba: ¡dale nena, lamela más rápido, así le viene la lechita y te la tomás toda cerdita! Pronto Nadia nos dejó solos, y el tipo me levantó de un brazo. Me sugetó a su cuerpo con sus manos inmensas y frotó sin cuidado su pija en mi pubis. En un momento la acomodó adentro de mi bombacha como para cogerme la concha. Pero sus precoces y maduros años no pudieron llegar, por lo que solo me ensució las ...
    ... piernas y se fue algo contrariado. Nadia hizo un llamado a una piba, con la que al parecer estaba todo mal. En ese instante el Cuqui me tiró al suelo, me tapó la boca con cinta adesiva y se montó sobre mis tetas. Sentir ese trozo de carne dura en mis pezones fue demasiado para el celo de mis 22 años desmoronados ante un delincuente, al que no debí subestimar cuando éramos chicos. Colocó su verga entre mis tetas y se hizo una turca deliciosa, aprovechando mi inmovilidad, porque ahora Nadia me sostenía de los pies. Ella me cortó la bombacha, creo que con su navaja, me arrancó la cinta haciéndome doler los labios y luego introdujo aquel pedazo de tela roñosa en mi boca. Tras unos segundos de calma, siento que el guacho rodea mi cuello con una soga delgada pero resistente, al tiempo que ella me pone un pañal después de oler mi vagina con locura. Enseguida me juntan del suelo y me suben a la mesa donde ambos se sientan a cada uno de mis lados y nos tranzamos con una ferocidad de ensueño, yo con el calzón cortajeado en la boca. Hasta que ella me insiste para que gatee en el suelo y le menee la cola. El Cuqui me paseaba controlando mi recorrido con la maldita soga, y ella me pedía que me haga pichí como en la escuela. Pronto me perseguía para pegarme con un diario o algo así, hasta que el Cuqui pierde los estribos y me tira al piso boca arriba otra vez. se sienta en mi cara para que le chupe el culo y lo pajee mientras ella parada sobre mis cabellos revueltos le pedía al vago que le coma ...
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