1. El señor Manuel (XI)


    Fecha: 20/12/2017, Categorías: Sexo con Maduras Voyerismo Autor: dbeni72, Fuente: xHamster

    Los rayos del sol, por la orientación que tiene nuestro dormitorio, entraban por mi ventana a eso de las ocho de la mañana, así que me despertaron rápido. Bajé la persiana con cuidado de no hacer mucho ruido, e intenté descansar un poco más, pero con estas temperaturas tan altas, y el sol dando en la persiana, se hizo imposible. Me levanté y entré al baño con total naturalidad, sin pensar que me podía pillar desnuda por el pasillo.La ducha me supo a gloria, acabando con el agua bastante fresquita para aliviar un poco ese calor tan sofocante. Me sequé bien, y me puse un un vestido de tirantes bastante escotado y que tapaba poco más abajo de las nalgas, sin nada más debajo más que un tanga, ya que no me siento cómoda por aquello del flujo, siendo incapaz de ir sin nada todo el día.Hice la cama con la luz que se colaba por los rayos de sol que atravesaban los agujeros de la persiana, y salí de la habitación extrañada de que nuestro vecino aún no se hubiera levantado y no le escuchara roncar, cuando todos los días le gustaba pasarse antes de las 9:15 de la mañana para charlar con los albañiles que arreglaban su piso.Se le oía respirar plácidamente y estaba de lado, dando la espalda a la puerta, con su pantalón azul claro de algodón únicamente puesto, así que le dejé para ver si se despertaba solo. Llevé las toallas y alfombrillas de ambos baños a la lavadora , y desayuné tranquilamente.Ya eran casi las 9:30, así que me acerqué a su dormitorio con la intención de despertarle, ya ...
    ... que nunca se levantaba tan tarde.Al llegar a su cuarto, tenía la persiana medio levantada, y al dar su ventana hacia el Oeste, por la mañana no le entraba el sol, así que normal que siguiese durmiendo después de tanto ajetreo sexual que había tenido un hombre de su avanzada edad. Allí en el suelo había dejado caer el trozo de papel con el que limpió el semen de su polla cuando se pajeó mirándome, y él continuaba de lado, dando la espalda a la puerta.No quise darle una voz al verle tan dulcemente durmiendo, así que me acerqué lentamente a nuestro querido vecino, y sentándome en el borde de la cama, le apoyé una mano en el costado, notando su piel fresquita en contraste con el calor de mi mano. No sabría explicarlo, pero sin ser una excitación sexual, sentía un tierno y agradable placer al contacto de su piel en mis dedos, me transmitía paz. Con voz tranquila, le dije:- Manuel, se le han pegado las sábanas, despierte.No sé si fue el tono de mi voz junto al contacto de mi calida mano en su costado, pero consiguió el efecto deseado de no sobresaltarle, girándose lentamente para quedarse panza arriba.- Perdona, María, no sé qué me ha pasado, pero hacía mucho que no dormía tan a pierna suelta. Muchas gracias.Yo continuaba sentada con la mano sobre su costado, y procedí a levantarme, cuando pude apreciar su miembro un poco abultado bajo el pantalón, aunque no erecto, apenas a unos centímetros de mi mano. La mirada fue apenas de una décima de segundo, pero suficiente para percatarme.- ...
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