1. La vida de Eve


    Fecha: 21/12/2017, Categorías: Dominación Hetero Autor: EvaManiac, Fuente: CuentoRelatos

    ... al frente para poseer el umbral. A este no lo había visto aún. Parecía el capataz o como se llame el jefe de los obreros, iba con un peto azul, sin camiseta, unas Martins enormes, y una cara de baboso que tiraba para atrás. Es cierto que estaba cachas de cojones, pero juro que me estaba dando mucho asco tener a ese gorila delante. -“Señora, perdone que le moleste, soy Paco, el encargado de las obras que tiene delante de casa. Mi jefe me ha pedido que le dijera que sentimos mucho el ruido, y que le agradezca su comprensión”. Lo cierto es que cuando ya estaba a punto de soltarle un grito para que retrocediera, resulta que solo quería ser amable conmigo. Relajé los hombros y le respondí que todo estaba bien, que esperaba que acabaran rápido. -“Ah, por cierto, si alguno de mis hombres le pide agua o cualquier cosa, no les haga caso, solo quieren verla a usted contorneándose mientras va a buscarlo”. De golpe me cabreé mucho, cogí carrerilla para empujar al gigante fontanero, y el impulso más fuerte que he propinado en mi vida lo apartó un solo palmo hacia atrás. Lo justo para dejarlo más allá de mi puerta. “¡Buenas tardes, capullo!” Le solté antes del portazo. El destino me preparó una sarcástica paradoja cuando, unas dos semanas más tarde, estando con unas amigas en un local de copas en el centro de la ciudad, pude vislumbrar a Paco unos cuantos metros más allá, bailando y pasándolo bien con unos colegas acompañados de sendas chonis con el pelo frito y ataviadas de ...
    ... mercadillo. Afortunadamente, no me vio, y no tuve que hacerme la “encantada de verlo”, así que me escurrí en mi asiento lo mejor que pude y seguí disfrutando de mi ocio noctámbulo. Es verdad que la conversación que estábamos teniendo nosotras tampoco era de taller literario, hablando del sexo con las respectivas parejas, de si a una le gustaba tragarse el semen de su novio, de si a otra le dolía la penetración por la oscura retaguardia... cosas que, en realidad, me importaban poco, puesto que en mi situación actual no me apetecían los detalles conyugales. Acabé rayándome, me excusé ante las colegas y me levanté para disfrutar del aire libre de la terraza del mismo local. La noche era fresca y la brisa llenaba mis pulmones con aire puro, así que decidí intoxicarlo con un cigarrillo. No me dio tiempo a encenderlo y una mano desconocida lo hizo por mí, con un Zippo que presentaba la bandera de España ondeando en un mástil. Solo me faltaba eso. -“Nunca te había visto por aquí”, susurró una voz al oído. Una voz que me era familiar y que enseguida relacioné con la imagen del paleta enorme y desangelado que arreglaba la casa de mi vecina, y también con la silueta del personaje del que hacía unos minutos intentaba escabullirme. Efectivamente, Paco se había separado de su tropa poligonera para saludar a la pija de turno. No creo que eso le gustara a su chica. -“¿Por qué crees que soy un capullo?” Me preguntó, imagino que de forma retórica. -“Ah vaya, eres tú, no te había visto. Siento lo de ...
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