1. Yago (V): Los criados del Duque


    Fecha: 23/12/2017, Categorías: Gays Grandes Relatos, Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos

    Completamente abandonado al placer que le proporcionan ambos con sus caricias, el coronel se siente cada vez mas excitado; y su deseo de ser penetrado es ya algo imperativo. - ¡Ah!, Sr. Duque... ...¡folladme de una vez!, os lo suplico. Etienne, esta encantado saboreando las mieles de su boca y disfrutando de la calidez de su cuerpo; acariciándole el pecho y jugando con sus dedos alrededor del ombligo. Pero, el Duque, enérgico y no demasiado romántico, en cuanto le oye, deja de comerle la polla, levanta sus piernas para cargarlas sobre sus hombros y se la enchufa hasta el fondo, sin contemplaciones... - ¡Ah!, cabrón… si, ¡así!...¡así!… ¡dale fuerte! El coronel empieza a sentirse en la gloria; ultrajado y utilizado por esos dos viciosos... Por el contrario, en el cuarto del cabo, todo esta tranquilo; aunque, Yago, con el cuerpo dolorido, no ve el momento de salir de su escondite. Gabriel está lavando su cuerpo con mucho esmero, y procura exhibirse ante él; que lo mira con curiosidad desde su sitio, levantando los faldones, de vez en cuando, con una u otra excusa. Naturalmente, el cabo (que se las sabe todas), se siente halagado; y cuando sale del agua, lo hace perezosamente... Se seca minuciosamente, y deja que Yago le mire... Pero, unos golpes en la puerta le obligan a mirarle a los ojos e indicarle, con un gesto, que baje los faldones de la cama y no haga el mas mínimo ruido. - ¡Esta abierta!… ... ¡pasad!, ¡pasad!, capitán... Salazar, que terminaba el registro en ese ...
    ... pasillo, había colocado un par de soldados a ambos lados de la puerta. Pasó, mirándolo todo... Y luego, se dirigió a Gabriel... - Me ha dicho el Marqués, que ayer estuvisteis en su habitación. ¿No visteis nada que os llamara la atención?… ¿algún ruido, extraño?… - ¡La cama!, mi capitán. Me pareció demasiado desecha. El capitán le miró muy serio, y con cara de pocos amigos. Y decidió explicarse mejor. - Estaba muy cansado, capitán. Me caía de sueño. Entonces, se dio la vuelta (con toda la intención) y simuló ir a dejar el lino, con el que se estaba secando, en una pequeña percha que había junto a un par de sables que colgaban de la pared a ambos lados de un escudo. El capitán, se dirigió a los solados, les ordenó continuar con el registro y cerró la puerta. - ¡Que buen culo tenéis, cabo!, le dijo, cogiéndole por los hombros y dándole la vuelta, para empujarle sobre la cama. - ¡Levantad esas piernas!, que quiero veros el ojete... ... Y le cogió las piernas, para levantárselas. Gabriel se revolvió... - ¡Dejadme!, capitán. El Duque está al llegar. - ¡Ah! ¿si?. Volvió a cogerle por los hombros; y obligándole a apoyarse sobre la mesa, se lo apalancó a la cintura y se la colocó entre las nalgas. - ¡Decidme!. ¿Acaso nos os gusto? - ¡No es, eso!, capitán. ¡Vos sabéis, que si!… pero, como os he dicho, estoy esperando al Duque. El capitán, desoyendo las palabras del cabo, se bajó el calzón y sacándosela, la colocó adecuadamente... - ¡Aquí la tenéis!, cabo. Si la queréis, este es el momento. No ...
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