1. Los baños de la universidad y su intimidad II


    Fecha: 23/12/2017, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Capítulo 2: Y entonces, llegó el momento de profundidad. Antes de todo debo decir que hasta aquel momento nunca había sentido a otro hombre dentro de mí, pero sabía que en una hora ya no sería así. Armado de excitación y contando con los fluidos que me asegurarían menos dolor, susurré con los ojos cerrados: ¿quieres probar mi culo? (dudaba si después de su éxtasis, querría más, pero, desde luego, yo sí) No obtuve más contestación que la bajada de mis pantalones y una vuelta para contemplar la puerta del baño cerrada. Nervioso y ansioso, yo y mi culo. Le dejé actuar, sabría mejor como hacerlo. Empezó con un dedo que previamente había untado en su sabrosa saliva (con algún resto de su néctar que yo había dejado ahí). Podía notar como lo metía perseverantemente, y sin mucha oposición, continuó con dos dedos, esto empezó a molestar un poco (en mi defensa, debo decir que sus dedos eran los de un hombre de verdad, no unos meros palos de helado), pero era una molestia que no me desagradaba en absoluto. Me encantaba la manera en la que arqueaba los dedos dentro de mí y me presionaba para dejar hueco al siguiente dedo. Así, el último que iba a estar dentro de mí entró. No noté demasiada diferencia, supongo que estaría demasiado excitado y que había hecho buen trabajo en la fase anterior. Sin ninguno mediar palabra, decidió que era el momento, sacó sus dedos de mí y empecé a notar algo con menos robustez en el principio de mi dilatado ano. Fue metiéndola poco a poco, y este momento ...
    ... no me gustó tanto como hubiera querido. Por fin llegó al final y entonces sentí todos los centímetros de lo que me asediaba. Tenía una imagen bastante nítida delo que tenía dentro, podía dibujar su glande, su prepucio, incluso alguna vena que modificaba la forma de perfecto cilindro. Llegó el momento que la sacó un poco y la volvió a meter, varias veces. En algunas envestidas sufría, pero pronto el dolor se convirtió en un placer nada esperado. Al cabo de unos minutos, disfrutaba tanto que me uní al balanceo de su ritmo para controlar más el placer que de mi dios griego recibía. En un momento de rapidez, solo medido por la excitación, aproveché para tocarme a la vez. No puedo decir que tardara mucho en salpicar la puerta del baño. Aquel orgasmo fue mayor que cualquiera que hubiera sentido antes. Liberaba ráfagas cada vez que sentía su miembro más dentro de mí. Fue tan largo que casi se me olvida respirar. No me importó haber acabado, disfrutaba de seguir sintiéndole dentro de mí. Por fin, él también llegó a su momento culmen. Noté algo nuevo, como su fruto llenaba mis cavidades interiores, era cálido y espeso, como el que había recibido en la boca. Cuando ya liberó todo lo que podía liberar en mí, agotado se recostó sobre mí para echar los últimos jadeos de aire caliente en mi oreja. Cuando volvió al mundo de los vivos y salió de mi interior, yo pensaba limpiar lo que iba a salir de mi abertura, pero él me mantuvo mirando a la pared con sus dos manos en mi espalda. En ese ...
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