1. Profesor de colegio


    Fecha: 25/12/2017, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Mi nombre es Miguel, y puede decirse que no soy nada especial, tengo 46 años y vivo solo, nunca he estado casado y realmente no tengo éxito con las mujeres. Quizá sea porque soy de poca estatura, llevo gafas y me estoy quedando calvo, pero es que además de eso soy tremendamente tímido en mi relación con las mujeres. Delante de una mujer me vuelvo inseguro, me pongo nervioso y me transformo en alguien tremendamente torpe y patoso. Soy de extracción humilde, mi familia nunca tuvo demasiado dinero, pero gracias a los ahorros de mi padre, yo pude estudiar magisterio y conseguí trabajo de profesor en un colegio de pago. Se trata de un internado inglés dirigido por unas monjas. Aquí vienen las hijas de los hombres más ricos de la ciudad; es un colegio tradicional y estricto donde yo doy clase a las jóvenes de 17 años. Siempre he odiado mi trabajo, todas esas adolescentes caminando por los pasillos con aires de superioridad porque ellas gastan más dinero yéndose a esquiar un fin de semana del que yo gano en dos meses. Esas horas de clase tratando que le respeten a uno mientras ellas ríen, hablan y te ignoran. Las amenazas y castigas pero es difícil encontrar algo que las infunda respeto. Todos los años hay una joven que destaca por su rebeldía y que resulta especialmente odiosa, este curso hay una alumna en el piso 3 llamada Cristina que es realmente insoportable. Es la hija de algún brillante hombre de negocios, es rubia, con el pelo largo. Tiene una cara angelical, pero es ...
    ... totalmente insoportable. Me interrumpe cuando hablo, cuchichea y se ríe con sus amigas en mis clases etc. Ayer caminaba por el campus ya entrada la tarde cuando vi que detrás del seto del jardín que tenemos en el colegio había alguien. A esas horas las jóvenes tienen que estar en sus habitaciones, así que me acerqué a mirar quien andaba por ahí. Había seis alumnas fumando que, al verme, trataron de ocultar los cigarrillos. Es algo habitual pillar de vez en cuando a alguna alumna fumando y siempre que así sucede se envía a la joven a casa por una semana. Me puse muy serio y pregunté a las jóvenes qué estaban haciendo. -Nada, sólo estábamos aquí -respondió una -¿Y tú que tienes en la mano? -le pregunté a Cristina que trataba de esconder la cajetilla de tabaco. -Os quiero ver inmediatamente a todas en mi despacho. Mientras las jóvenes se dirigían al edificio donde está mi despacho yo salí del colegio a tomarme un café. Sabía lo que iba a ocurrir, ellas me esperarían en la puerta del despacho, las haría entrar una a una y las hablaría sobre lo malo que es fumar, sobre como deben comportarse en el colegio y esas cosas. Después mandaría a cada una a su casa por una semana, para que reflexionasen sobre lo que habían hecho. El castigo no serviría para nada pero yo me habría ganado el sueldo. Acabé mi café y volví al colegio. Al llegar a la puerta del despacho allí estaban las seis alumnas vestidas con los uniformes del colegio, la falda de tablas que siempre se subían por encima de las ...
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