1. LAS NIÑAS DE DANZA


    Fecha: 26/12/2017, Categorías: Dominación Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Siempre fue mi mayor orgullo, el saberme ampliamente seductor con las mujeres, y tener ese tremendo poder histérico de saber rechazarlas cuando y con quien se me antojare, y ufanarme de ese poder que no cualquiera sabe tenerlo. Mis flamantes 19 años, mi masculina hermosura perfecta, mi rico historial seductor que se arrastraba dede la escuela primaria y ahora ingresado a la Universidad donde un tendal de las más hermosas muchachas y mujeres que hasta décadas me llevaban y que morían por mí, hacían de mi vivir, un verdadero paraíso del orgullo y la ufanía total. aquella tarde, decidí ir a esperar un transporte público, para regresar a casa luego de una jornada de estudios allá en una zona bastante alejada, y cercana a un parque boscoso al otro lado de una vía férrea cerquita de donde esperaba el ómnibus en una techada garita. YO, era el único allí. De pronto, veo arribar, a aquel grupo integrado por siete niñas que, proviniendo de un cercano instituto de danzas, venían también a esperar el ómnibus ahí donde también YO estaba. Eran, niñas de entre doce, y trece años... Ya, desde antes de arribar a donde YO estaba, comienzan las muy mocosas al haberme visto, esos cuchichéos propios de esa femenina edad donde la picardía y la audacia, forman un cúmulo que suele muchas veces mostrarse pleno de atrevimiento no común en edades mayores. Llegan, pues, y comienzan a estúpidamente reír y mirarme, y decirse entre ellas cosas, referidas a mí y lo que les gustaría hacerme si me tuvieran ...
    ... en sus manos. Recién les decía, de esa audacia que a esa edad las niñas, suelen a veces manejar. Ahí YO oyéndolas, casi no sabía a qué atenerme. Mudo obviamente, y sin entrar en ese descabellado juego de ellas de así provocarme y siendo todas aún unas verdaderas niñas, comencé a menejar una seriedad indiferente que mi aceitada costumbre histérica sabía precisamente aderezar, y haciéndome el serio e impenetrable varón impermeable, miraba hacia cualquier parte que no fuera hacia ninguna de ellas. Pronto, sus dichos y risitas fueron minando mi seriedad "indiferente", y mis miradas...fueron tornándose hacia ellas ahí a escasos dos metros entre nosotros. ¡Por dios!!!qué hermosas eran!!! Vestidas en mayas de baile que ajustadas a sus hermosos cuerpos las mostraban con exuberante belleza infinita, y en las siete, unos culos que parecían como empinados al cielo de tan duros y firmes. Miré utilizando para ese mirar tal vez dos segundos que ni uno más, y...¡lo captaron! -"Ahhhh, bandido..! ¡Te gustamos, ehhhh????" -Exclamó una así diciéndome, y todas las demás, largaron las carcajadas. Instantáneamente dirigí mi mirada a un sitio cualquiera opuesto sin responder palabra, y todas comenzaron un verdadero bombardéo de palabras y dichos donde me atacaban con las más audaces sornas picarescas. Había una de ellas, una preciosura doceañera, que era la más audáz de todas, y la que sin la menor vergüenza ni recato comenzó a acercárseme, y hasta a tocarme pasándome su mano por mi entrepierna ...
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