1. Yago (Introducción)


    Fecha: 08/01/2018, Categorías: Gays Grandes Relatos, Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos

    ... que apestaban a mierda de caballo y después de oír un agudo relincho, sintió que caía al suelo junto a Laurie. Algo había asustado a su corcel. -¡SE ESCAPA!, gritó un soldado de aspecto rechoncho, cuando vio a Laurie adentrarse en la maleza de ese frondoso bosque... - ¡Aparta, gordinflón!, dijo Salazar, lleno de furia. Y se acercó al borde del camino, para ver si lograba divisar a la prisionera. Pero, Laurie corría entre la maleza, horrorizada y pavorosa. Sin atreverse a nada, mas que a seguir corriendo... y solo pendiente del ruido que hacían los soldados al pisar las hojas… Con una agilidad inusitada, tal vez por el miedo que sentía, saltaba entre los matorrales y corría... y corría, en dirección al río. Hasta que, de repente, tropezó, y rodó por una empinada pendiente, que la escupiría en los rápidos enloquecidos del alto Ebro… Y entre sus aguas, desapareció... La buscaron sin descanso, casi hasta el anochecer; pero, el capitán sabía que no podía entretenerse mucho más. Ordenó el regreso al castillo, e incitó a la tropa a aumentar el ritmo de la marcha. No quería que el Marqués lo echara en falta. Efectivamente, tal y como lo había pensado, mando encerrar a los prisioneros en los calabozos del castillo. Pero cuando, al bajar del caballo, vio a Yago inconsciente en la jaula, permaneció quieto y mirándolo durante unos minutos, hasta que reaccionó y llamó a los soldados del puesto guardia. - ¡A este, lo quiero con vosotros!, en la celda que tenéis ahí adentro. Y ¡llamad a la ...
    ... curandera!, que venga a atenderlo, ¡inmediatamente! Cecilia, no tardó en llegar. - ¡Sra!... os ruego que atendáis, lo mejor posible, al prisionero del puesto de guardia. Necesito que este bien despierto, para el interrogatorio del Sr. Marqués. Podría darnos una información, que sería muy valiosa. - ¡Delo por hecho!, capitán… La curandera atravesó el control de entrada, sin ningún problema. Preguntó por el prisionero, y después de bajar hasta el final de esa sucia escalera, pidió que se le abriera la puerta de la celda en la que estaba. Tenía que atender al prisionero, inmediatamente. Esa era la orden del capitán. Al entrar, tirado en el suelo, e inconsciente, había un caballero con la cabeza ensangrentada, de una belleza extraordinaria. Recio, pero de hermosas facciones y un evidente atractivo. Cecilia enseguida pensó en los rumores que corrían, acerca del Marqués. Y, también, en que eso explicaría la debilidad que tenía por algunos de sus hombres. En especial, el capitán Salazar. Se acercó a él, y le acarició la cara… era muy guapo. Luego sacó un frasco de su bolsa; y lo acercó a su nariz. Enseguida, el joven abrió los ojos y pareció salir de un largo letargo, e intentó levantarse. - ¡Quieto!, ¡quieto!… Primero tengo que curar esta herida. Ya has perdido bastante sangre. Sacó las vendas perfumadas que llevaba en el morral... y después de coserle esa profunda brecha, cuidadosamente, y aplicarle un ungüento que llevaba en una pequeña cazoleta de cerámica, empezó a enrollarle ...