1. Mi esposa… (2)


    Fecha: 09/01/2018, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Lucas, Fuente: CuentoRelatos

    MI ESPOSA… (2) Por Hess PARTE DOS Luego de varios minutos de quietud y reposo, percibí la brusquedad de unos movimientos bajo las sábanas, recogiendo las mismas sobre mi cabeza luego de contemplar el inconsciente rostro de mi bella esposa quien mantenía los ojos cerrados permaneciendo profundamente dormida, pude ver la mano de mi amigo manipulando enérgicamente su propio pene, tratando de empinarlo no sé si para eyacular sobre la suave piel de mi señora o para volver a penetrarla, lo cierto es que al darse cuenta que lo observaba masculló algunas palabras pidiéndome que por favor no lo mirase. Pasaron algunas horas en las que realmente habíamos descansado. Un incómodo destello de sol que se había colado por entre las cortinas mal cerradas de una de las ventanas golpeó mi rostro sin piedad en el mismo instante en que percibía nuevamente algunos movimientos en nuestro lecho. Suponiendo encontrar a mi amigo jodiendo de nuevo a mi dulce esposa, abrí con dificultad mis ojos y poniendo mi mano derecha sobre mi cara para cubrirme del sol, pude ver las espaldas de mi amigo quien vestido ya y sentado al borde opuesto de la cama, trataba de calzarse los zapatos. Volteó a verme y caminando lentamente hacia la puerta me dio los buenos días con una gran sonrisa de agradecimiento en su rostro. Deteniéndose a mirarme sosteniendo la puerta y manteniéndola abierta, me pidió que asegurase la misma y que no me preocupara por abrirle puesto que él tenía las llaves del cerrojo y que regresaría en ...
    ... cualquier momento. La luz y el calor de la mañana se habían apoderado completamente del lugar en el que nos encontrábamos. La puerta de la habitación que daba al patio permaneció abierta un buen tiempo, ya que la modorra me vencía y difícilmente pude ponerme de pie para ir a cerrarla como me había indicado mi amigo. Al fin, bordeando la mesa que seguía cerca de la cama, en la que distinguí una apetitosa botella de agua, me dirigí con perezosa lentitud hacia la puerta. Mi esposa, semidormida y desnuda, yacía de pecho en la desordenada cama testigo de nuestros degenerados goces y entregada al placentero calor del astro rey que acariciaba su cuerpo, estiraba completamente una pierna y flexionaba la rodilla de la otra, permitiendo que los rayos del sol besaran también su dilatado y deseoso coño y su excitante ano que yo había repasado con la lengua momentos antes de ponerme de pie. Me quedé en silencio unos instantes y permanecí inmóvil detrás de la puerta abierta unos segundos, ya que en ese instante, el vecino de mi amigo que ocupaba la habitación contigua se había parado prácticamente en el umbral de la puerta y miraba extasiado el atrayente cuerpo de mi señora... No sé en qué momento se marchó pero cuando quise verle bien el rostro ya había desaparecido. Cerré la puerta con sigilo y acercándome a mi esposa con suavidad, le hice saber que el vecino de nuestro amigo, un viejo maestro de escuela, la observaba desde la puerta abierta, ella empezó a mover erótica y lentamente sus ...
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