1. La pertenencia (12): La varilla


    Fecha: 11/01/2018, Categorías: Dominación BDSM Autor: ibarra.heber, Fuente: CuentoRelatos

    ... repitiendo la maniobra varias veces, sacándole sonidos cada vez más salvajes. Después nos volví a acostar, abrigándonos en la cama, abrazándola de atrás. "Ahora te vas a tocar rico para papi, como cuando haces cochinaditas sola." Con la retaguardia cubierta se indujo nuevamente una larga serie de orgasmos que la dejaron exhausta. "Papi, por favor, déjame sacarte la leche con mi boquita, ¿ya? Me gusta tanto que termines en la boquita de tu niña." Solo un gesto basto para que procediera a cumplir su deseo. Una vez recuperado el aliento la seguí sosteniendo por atrás. "En serio, ¿soy muy cochina?" No era para que le llamara perra cochina, por más que le gustara eso. Era curiosidad genuina. "Igual que cuando me preguntaste si eras rara, quiero que sepas que hay más gente que hace cosas parecidas a lo que hago contigo. De hecho, algunas las aprendí con una polola cuando tenía 20. Claro que es algo de lo que no se habla, pero está bien que me preguntes. Me gusta porque me recuerda que eres mía." "Sí, soy tuya. Lo que más me gusta en la vida es que hagas conmigo cosas que te gustan, y poder hacerte cosas que te gustan a ti. Eso es lo que me fascina. Cualquier cosa, lo que sea." "A mi no me gusta darle varillazos a cualquier persona. No ...
    ... le daría a alguien a quien no le da placer." "A mi me encanta. Todo eso me encanta. Todo lo que hacemos me encanta, en serio. Me has enseñado tantas cosas que ni me imaginaba que existían." "Contigo yo he aprendido como ser un dueño. No tengo ninguna necesidad de mentirte, si quisiera te diría que he tenido miles de posesiones como tú, y eso no debería importarte en lo más mínimo." "No, por supuesto que no. Yo no puedo decir nada si tú has hecho lo que hayas hecho, eso no corresponde." "Igual quiero que sepas que eres mi primera posesión." "Eso es un gran orgullo para mi." "Está bien, puedes sentirse orgullosa de eso." "Gracias." Si acaso iba a ser la última, no hacía falta decirlo. Es común pensar así cuando estás envuelto en las llamas de una pasión. ¿Pasión? Claro que sí, era una pasión. Era apasionante tenerla, ser su dueño, sentir que no era solo dueño de su cuerpo sino que también de su voluntad. No hacía falta decir si acaso iba a ser la última o no, porque ella era feliz solo con ser mía. Si acaso iban a haber otras, mientras no la botara iba a seguir siendo feliz, y si acaso lo hacía no me iba a importunar demostrándome su infelicidad. Simplemente esperaría pacientemente a poder cumplir con mi voluntad alguna otra vez. 
«123»