1. Don José y las sumisas


    Fecha: 13/01/2018, Categorías: Incesto Autor: kiko, Fuente: CuentoRelatos

    Cuando Pepe llegó a casa y abrió la puerta sintió los gemidos de su hermana. Pensó que se estaba masturbando. Fue a su habitación. Tenía la puerta abierta. Asomó la cabeza y lo que vio le puso la polla dura como una piedra. Entre las piernas de su hermana estaba una mujer con un tremendo culo. Al estar arrodillada vio su coño, mojado y rodeado de vello negro. Se dijo a sí mismo. "¡Esta es la mía!" Las dos estaban con los ojos cerrados. La que lamía, le sobresalía el culo de la cama. Sacó sus 22 centímetros, se acercó a la cama y le clavó la gorda verga hasta el fondo. La mujer gritó. -¡Aaaaay! Giro la cabeza y vio quien se había clavado. -¡¡Pepe!! -¡¡¡Mamá!!! Pepe sacó la polla del coño de su madre. Su hermanastra tapó con la sábana sus grandes tetas. Andrea, la madre de Pepe, se tapó con la colcha. Sentadas las dos en la cama, le dijo la madre al hijo: -Siento que te enteres así de que Paula y yo tenemos una relación. Es que desde que su padre nos abandonó estamos muy solas. Pepe, que era un mocetón de 1,75m de estatura, moreno, de ojos negros, ancho de espaldas y con el culo redondito y prieto, guardó su gran cipote. -Y yo siento habértela metido, madre. Paula, colorada, por la calentura y por la vergüenza, no decía nada. -Pensarás que soy una degenerada, hijo. -No, Paula es muy guapa y tú eres una mujer muy atractiva. Ambas eran preciosas. Paula era pelirroja, de 1,70m de estatura, de pelo corto, ojos color miel, tetas grandes y redondas, caderas anchas y cintura de ...
    ... avispa. Andrea era morena. 1,60m de estatura. Media melena negra, ojos negros, tetas medianas y un gran culo. -Gracias por entenderlo, hijo. Pepe se fue a la cocina e hizo un bocadillo. Andrea y Paula se vistieron. Pepe les haba jodido el polvo. La vida en esa casa ya no iba a ser la misma. Por las noches, cuando madre e hija se comían vivas, ya no se cortaban. Sus gemidos se oían en la habitación de Pepe, y Pepe acababa tirando una paja, o dos, si en su imaginación follaba a su madre y a su hermana. Por la mañana, Paula, más de una vez, al ver la mancha de la corrida de su hermano se excitó y se masturbó pensando en él. Andrea, estando su hija follándola con los dedos, también más de una vez, vio la gran polla de su hijo e imaginando que la estaba follando, se corrió. Era cuestión de tiempo, tarde o temprano acabarían follando los tres. Andrea y Paula, de día, siempre jugaban cuando Pepe no estaba en casa. Un día que estaba enfermo su profesor de FP, Pepe llegó a casa y oyó la voz de su madre. Venía de la habitación: -¡De rodillas, puta! Paula, le respondía: -Como mandes. Pepe, pensó: "Se acabó la historia de amor. Pobre Paula. Mamá cuando se enfada es la hostia. ¿Qué pasaría?" Desde su habitación siguió escuchando. Su madre siguió mandando. -¡Dame una de esas cuerdas! -¿Qué me vas a hacer? -¡Colgarte! -¡No, por favor, déjame vivir! Haré lo que me mandes. Pepe salió de la habitación. No iba a dejar que su madre cometiera una barbaridad. Cuando estaba al otro lado de la puerta de ...
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