1. Mis mujeres (IV): Dora (4)


    Fecha: 13/01/2018, Categorías: Confesiones Dominación Autor: zitro1, Fuente: CuentoRelatos

    ... caderas y la alce para posarla en algún sitio, con un vistazo rápido me decidí por el sofá, la pose con delicadeza sin apartar ambas bocas ni separarme de ella. Una vez colocada tal como deseaba, mis labios abandonaron los suyos y mis manos empezaron a hurgar sobre la ropa, se despojó del pullover. Al mismo tiempo que la besaba, deslice los dedos por debajo de la cinturilla de los leggings, recorriendo la goma elástica de las braguitas rozando el vello púbico, luego continué por las caderas y quedarme parado en la base de la espalda, acariciando con los pulgares para introducir las manos totalmente por debajo de la tela, recorrí las nalgas apretándolas, buscando la unión entre ellas hasta dar con el coxis, presionándolo, escurriéndose ahí con el índice una y otra vez hasta sentir que la espalda se arqueaba contra mí, empecé a oír jadeos saliendo de su boca, continué el recorrido por las nalgas, bajando por su grieta, acariciando y apretándole el ano a su paso, para abandonarlo en pos del perineo, deteniéndome aquí entre los labios buscando la humedad, impregne los dedos en ella y volviendo a subir por las nalgas, deteniéndose un poco más en la entrada del ano para acabar de nuevo en la base de la espalda. Me apercibí que sus piernas temblaban y se abrían sin poder evitarlo. Le di un beso y la mire a los ojos leyendo la pasión en ellos, luego lamí sus mejillas, su barbilla, sus manos desabrocharon el sujetador y sus pechos saltaron como accionados por un resorte, se los ...
    ... acaricie suavemente me arrodille y aferrándome a los leggings se los fui deslizando por sus caderas para bajarlos por sus muslos. Mis labios bajaban a la par que mis dedos, caminando por sus muslos con tiernos lametones y delicados besos, me incorporaba y volvía de nuevo a los pezones mordisqueándolos suavemente con cierta malicia y escabulléndose hacia el ombligo, por fin los leggings abandonaron sus pies, ella soltó las manos de mis hombros y me sujetó la cabeza, abrió más las piernas inclinando hacia delante las caderas, instándome con sus manos a que la besara donde en esos momentos era imprescindible, pero la ignore. Quería ser yo quien marcase los tiempos, me senté en el sofá y le indique que se pusiera de rodillas mientras le señalaba el bulto del pantalón. - Eres un sinvergüenza, cuanto has aprendido. - Tengo buena profesora. Se arrodilló entre mis piernas y llevando una mano hasta mi entrepierna, comenzó a deslizarla sobre mi miembro. Me frotaba la polla sobre el pantalón con la palma abierta, apretó la mano, agarrando mi pene con firmeza, describiendo su contorno por encima de la ropa. - Parece que tu amiguito va a estallar ¿eh? Sus diestras manos abrieron mi cinturón y desabrocharon mis pantalones, bajándolos lentamente y quitándomelos por completo. Después repitió el proceso con mis boxers, pero se quedaron enganchados en mi torturado pene, así que tuvo que manipular mi polla para liberarlos, lo que provocó nuevos pinchazos de placer. Por fin, los soltó y fue ...