1. El chaval


    Fecha: 15/01/2018, Categorías: Gays Autor: aidan, Fuente: CuentoRelatos

    Aquella tarde calurosa provocaba que la gente se concentrara en los centros comerciales con aire acondicionado, buscando rodearse de un ambiente más soportable que el que imperaba por las calles. Yo no iba a ser menos, así que entré en una tienda de deportes de la planta segunda de una galería de tiendas. Al ascender por las escaleras automáticas comprobé la gran multitud de adolescentes que llenaban el lugar. Era un viernes y tras las clases, se divertían mirando y trasteando por las tiendas. Entré en una de ellas, miré a mi alrededor y me fijé en un grupo de cinco chicos que recorrían, pegados como una piña, los distintos pasillos. Entre ellos había uno que me llamó la atención. Vestía un chandal de corchetes que últimamente me daban mucho morbo al pensar en abrirlos de un golpe y acceder al instante a las piernas del adolescente alcanzando incluso mis ojos a posarse en su calzoncillo. Lo cierto es que parecía el jefe de toda aquella cuadrilla. Tenía el pelo oscuro, sin acné, de los pocos que se libraban en ese período de sus vidas. Llevaba el cabello muy corto, casi al cero, con unos largos mechones de pelo a modo de flequillo. Dos aros plateados como pendientes. En sus ojos verdes se mezclaban la inocencia y la picardía. Caminaba separando mucho las piernas lo que le daba un aire de superioridad varonil, que aún no tenía pero que parecía querer demostrar a toda costa. Llevaba una camiseta Nike y unas playeras de la misma marca. El rostro sin asomo de vello y sus dientes ...
    ... blancos como la leche. El chandal enmarcaba perfectamente su culo, duro y firme, redondo y lascivo. Al momento mi polla se puso tiesa y tuve que centrarla, para que no se me notara a través del pantalón. Lo seguí a unos cuantos metros de distancia, disimulando, mientras mis ojos recorrían su espalda y su nuca. Deseaba tanto acariciar su cuello y toda su piel, que sentí en aquel instante un pequeño orgasmo, que me paralizó unos segundos, nublándome la visión momentáneamente. Respiré profundamente y decidí ir a la caza del chaval. Me coloqué cerca del grupillo y le miré fijamente a los ojos, él hizo lo mismo, agachó la cabeza y dirigiéndose a los otros les dijo que quería mirar las playeras que estaban al fondo del pasillo. Todos le siguieron, yo me quedé en el mismo sitio. Mientras, miraba cómo se alejaba, caminando firmemente con los brazos moviéndolos acompasados como si el hecho de caminar se tratara de un baile más. Pensé que el chaval no tenía ningún interés por mí, así que me alejé hacia otra zona de la tienda. A los pocos minutos mientras estaba mirando unas pelotas de tenis, acariciándolas con la mano, imaginándome los huevos del chaval envueltos en un vello tan suave como la pelusa que rodeaba a la pelota, le vi al lado mío. Sonrió y dijo que si sabía jugar a tenis. Le contesté que no, pero que sabía cómo se jugaba a otras cosas. Él me siguió mirando, con sus hermosos ojos azules. En aquel instante tuve el impulso de besarlo y de follarlo allí mismo. Mi polla ardía ...
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