1. Monja


    Fecha: 16/01/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Este relato sucedió hace poco, y es verdad todo lo que les cuento. Estaba en la oficina tranquilo, era un día más, cuando tocaron la puerta y cuando ordené que pasara la secretaria me anunció que la monjita del convento que había llamado el día anterior estaba en la antesala para la cita que había separado para hoy. Le dije que pasara, pensando que era una de esas monjitas todas viejas y feas que siempre venían a consultar sobre sus casos. Sin embargo grata fue mi sorpresa cuando ingresó una monjita relativamente joven, tendría unos veinticinco años aproximadamente, y a pesar del hábito que traía, se notaba que debía manejarse un cuerpo de campeonato. Lo que realmente me sorprendió era que a pesar de ser tan joven, estaba de superiora del convento colindante a la oficina que tenía. Ella me consultó sobre unos inquilinos que quería desalojar, y mientras me explicaba el caso, yo no dejaba de mirar esos labios carnosos y sensuales que a medida que hablaba me imaginaba la maravilla que sentiría si me la estuviera mamando, movía la boca tan sensual que de inmediato tuve una erección enorme que casi rompe la bragueta del pantalón, además del sube y baja de sus senos que por poco me avalanzo a tocárselos. Estaba tan absorto en mis pensamientos que no le presté atención a lo que me decía, y cuando terminó de hablar regresé a la realidad y le dije que no habría problema que me haría cargo de los casos, y quedamos que al día siguiente yo la visitaría en su despacho del convento para ...
    ... que me firmara algunos papeles para poder iniciar los procesos. Al salir noté bajo la sotana el bien formado y delicioso trasero de la monjita, que aunque no era muy alta, si se manejaba unas formas de reina de belleza, al ponerme de pie ella notó mi erección y se sonrojó, a la vez que observé que miraba mi bragueta con un brillo lujurioso en los ojos color caramelo que se manejaba. Esto, lejos de avergonzarme me calentó más y llamé a la secretaria y le ordené que cancelara mis citas para el día siguiente, además que le ordené que pasara a mi oficina y cerrara la misma por que le tenía que dictar unos "textos". Ella ya sabía de que se trataba, despachó a la monjita y cerró el estudio, ingresando a mi oficina, encontrándome ya sin los pantalones y con la camisa abierta, ella no perdió el tiempo y se arrodilló delante de mío y empezó a mamármelo como sólo ella sabía hacerlo, despacio, con calma, calibrado lo que le entraría luego, me pasaba la lengua por los huevos para luego subirla por todo lo largo del pene, luego habría la boca y de una sola se tragaba el íntegro de mi polla en su boca, sentía que la punta de mi glande tocaba su garganta y sentía sus labios tocando mi vello púbico, lo que me indicaba que se había tragado todo mi pene, eso me volvía loco, estuvo un momento así, y sacó mi pene de su boca bañado en saliba, estaba a punto de venirme en su cara, pero ella sabía muy bien como prolongar mis orgasmos, me apretó la punta y me jaló despacio los huevos, eso detiene el ...
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