1. Mi esposa, la puta de mi compadre (inicio)


    Fecha: 18/01/2018, Categorías: Infidelidad Confesiones Autor: Slim Pantyhose, Fuente: CuentoRelatos

    ... la confianza que ella me ha dado me permite acercarme a ti en este momento y decirte todo esto. Estábamos pensando con mi esposa, que te parece si sólo para ver si hay química entre nosotros, que te parece si nos vamos un día de fiesta los tres, pero al principio no quisiera que tú participaras hasta que ella no lo pida, por mientras ella y yo haríamos el amor y si algo se da en ese momento, pues lo hacemos, sino; vamos a pensar que esta platica nunca se dio y seguimos adelante con nuestras vidas, que dices? Después de pensarlo un rato y de dos copas más lo acepto. Así es que quedamos de vernos al siguiente sábado. Llegó el día esperado, mi adrenalina estaba a todo lo que daba y quiero pensar que la de mi esposa estaba igual. Quedamos de pasar por él afuera de la estación del metro “Ermita”, pues él vive cerca de ahí. En todos esos días no hacía más que pensar y fantasear con mi esposa acerca de lo que podría suceder en esa primera cita. Ese día me puse unos jeans de mezclilla y una playera, tenis cómodos; por su parte ella decidió vestirse con una tanguita de color blanco al igual que un short de licra del mismo color, una blusa escotada, unas pantimedias de color juvenil y unas zapatillas abierta y de tacón del 10, iba perfectamente maquillada y perfumada para una buena ocasión. Pintó sus labios rojos, se veían deliciosos. Pasamos por mi compadre, él vestía más formal, chaqueta de piel y pantalón de vestir, también muy bien perfumado. Nos sorprendió, puesto que al entrar ...
    ... al auto nos mostró que había compadro una botella de brandy, Torres 10 que a mi esposa le encanta. Pasamos a un Oxxo y compramos lo necesario para acompañar la bebida y por supuesto unas botanas, que son indispensables. Nos fuimos a unas cabañas que están a la salida hacia Cuernavaca, por la carretera vieja. Al llegar, pague lo correspondiente y una vez estacionado el coche, nuestros nervios, de los tres estaban a flor de piel. Entramos a la cabaña, en el centro hay una pequeña mesa que acompañan un sofá y dos sillas, prendimos la televisión y en seguida mi esposa se dedicó a buscar el canal que acostumbramos a ver, ya se imaginaran, puro porno. Mientras tanto mi compadre no perdía de vista los movimientos que hacía mi mujer, la seguía a todos lados con la vista, como si quisiera comérsela viva, yo preparaba las bebidas. Nos sentamos en la mesa y platicamos un rato de nuestras fantasías, yo veía como mi compadre no dejaba de verle las piernas a mi esposa, pues era yo quien las acariciaba frenéticamente. Me dice ella, no seas brusco, acarícialas, pero no me las aprietes porque me duelen; entonces fue buen momento y fui yo quien le propuso a él, que se las acariciara; así comenzó todo. Se acercó a nosotros y pidiéndome permiso puso una de sus manos sobre los muslos enfundados de mi esposa, entonces los comenzó a acariciar. Así estuvimos un lapso de unos 20 minutos. Mi compadre hacía lo posible por llegar más a fondo, pero cuando mi esposa sentía que las manos de mi compadre ...