1. La señora Ysabela y yo (2)


    Fecha: 21/01/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... ojos. Con sapiencia se acomodó y lentamente se fue sentando sobre mi pene erecto; yo la sujeté de las caderas, mientras ella seguía haciendo presión y dejaba deslizar su vagina húmeda hasta que estuve 25cm. dentro de su cuerpo o era que ella me cubría 25cm. - Ya la siento toda dentro de mí.- dijo cerrando los ojos. ¡Qué tremenda verga tienes! Sin demora, empezó a subir y bajar, sus manos se apoyaban sobre mi estómago y yo seguía tomándola de las caderas. Sus senos se bamboleaban libres e inmensos, y mis manos se dirigieron a esas gemelas traviesas. - Apriétame los pezones.- suspiró ella. - Está bien.- contesté mientras mis dedos castigaban esas fresitas respingonas. - Sííííí... no te detengas mi niño.- gimió desesperada. La señora Ysa se restregaba y brincaba con ímpetu desmedido, mientras unos gruñidos escapaban de su garganta. En medio de nuestro encuentro escuché los sonidos del teléfono. Sin embargo, ella no hizo caso a este. Pasó un largo rato y de nuevo volvió a repicar. - Ysabela, otra vez está sonando el teléfono.- dije nervioso. Contesta, por favor. - Ya, está bien lo haré.- respondió mientras tomaba el auricular sin dejar de cabalgarme. Hubo un intercambio de palabras y supe que se trataba de su esposo. - ¿Qué pasó? ¿quién era?- pregunté curioso. - Nada, sólo mi esposo que me avisa que va a venir a almorzar.- dijo sin importancia. - Entonces, me tengo que ir.- dije tanteando. - Aún no, espera que terminemos, papacito.- contestó sin darme tregua. El ritmo que ...
    ... imponía la señora era una mezcla de excitación y dulzura, sus flujos vaginales descendían por mis huevos y los gritos, una vez más, saturaban el cuarto. - ¡Qué delicioso!- gritó ella. - Sigue Ysabela, no te detengas.- gemí desquiciado mientras, que con mi dedo pulgar, frotaba su clítoris. - Ayyyy mi niño... ¡Qué buena cogida!- gimió desesperada. Yo la atraje hacia mí, y quedamos abrazados; mis manos la sujetaban por las nalgas, y la subían y bajaban de mi verga húmeda. Su cabello caía sobre mi rostro empapado de sudor y sus gemidos eran una sinfonía para mis oídos. Ante tal situación, no me fue difícil sentir la dulce opresión de su vagina y mi cuerpo se entregó en una abundante eyaculación. - Mi pequeño, eres todo un semental.- dijo agitada. - Tú eres la mejor, Ysabela.- respondí besándola. - ¿Sabes una cosa mi niño?- preguntó sonriendo mientras aún se movía al sentir mi pene dentro. - No, ¿qué cosa?- respondí. - Pues, que definitivamente ya no puedo vivir sin ti.- dijo apoyando su cabeza en mi pecho. - Yo estoy de la misma manera.- dije con el corazón henchido. Seguimos abrazados, prodigándonos caricias cómplices y tiernas. - Ya mañana tendremos más tiempo.- dijo la señora Ysa moviéndose y dejando que mi pene salga de su vagina. - Está bien.- respondí obediente. Me vestí y nos dimos un apasionado beso; mientras trepaba hacía el techo, ella me mandaba besitos volados hasta que desaparecí al bajar por la escalera a mi casa. Aún vestido y con el olor de la señora Ysa, me acosté a ...