1. Cita de trabajo


    Fecha: 14/09/2017, Categorías: Hetero Autor: Pepillo, Fuente: CuentoRelatos

    ... haciendo que estuviera a punto de venirme. “Quiero comértela”, le dije levantándola con desesperación y jalándola por la cadera hacia mí; ella se acomodó haciendo un 69. El olor de su sexo era exquisito y podía ver que la delgada línea de vello ya estaba un poco húmeda. “¿Te gusta mojarte?”, le dije en tono pícaro. “Tú haces que me moje”, me dijo gimiendo al mismo tiempo que besaba miembro. Agarré con fuerza sus nalgas y metí la lengua en su sexo; ella gimió y con fuerza metió mi pene en su boca y al mismo tiempo me masajeaba las bolas, mientras yo jugaba con sus labios vaginales recorriéndolos con la lengua y dando pequeños mordiscos que la hacían sobresaltarse; sus gemidos se hicieron más fuertes cuando lamí el clítoris y lo succioné. “Así papi, no pares”, dijo entre gemidos y noté que se mojaba más. “Ya quiero darte”, le dije entre gemidos. Ya necesitaba metérselo, quería sentirla mojándome el miembro. Me acomodé en el respaldo y ella se sentó de frente a mí metiéndose poco a poco mi miembro; agarré sus nalgas y con fuerza la ensarté, soltó un gemido leve y empezó el vaivén. Lentamente se movía de arriba a abajo; sentía sus jugos resbalar por mi miembro, la jalé hacia mí y metí la cara entre sus tetas y empecé a lamerlas como loco, ella apretó mi cabeza contra sus senos y comenzó a gemir ...
    ... más fuerte. “¿Te gustan mis tetas papi?”, dijo gimiendo. “Me encantan”, le dije lamiéndolas. Su cuerpo estaba bañado en sudor, su vagina se sentía muy caliente y más mojada; el temblor que le provocaba el orgasmo hizo que bajara el ritmo de sus movimientos. Movía la cadera lentamente y cerraba los ojos de placer, apenas puse mis manos en sus tetas y las apretó fuertemente. Me miró con lujuria, sonrió y empezó a moverse más rápido. “Mójate más chiquita”, le dije mientras apretaba más fuerte sus tetas y ella sólo gemía por lo bajo; sus movimientos me tenían a nada de venirme y quería venirme en su boca. “Chúpamelo”, le ordené. Lentamente, me paré y se hincó frente a mí metiendo mi miembro en su boca jalándolo con fuerza y lamiéndolo muy rápido. Ya no aguanté más y se lo saqué, tomé su cabeza, agarré mi pene y lo jalé hasta que mi leche salió. Con fuerza, le cayó un buen chorro en la boca salpicando su cara y resbalando hasta sus senos, ella seguía con la boca abierta esperando a que ya no saliera más esperma y se lo metió de nuevo para succionar las últimas gotas. Me tumbé en el sillón y siguió chupándomelo, lo frotó en su cara juntando la leche que quedaba y lo lamió de nuevo. “El trabajo es tuyo”, me dijo mientras seguía jalando mi miembro y comiéndose el semen que había cado en sus senos. 
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