1. Grabando a la sirvienta


    Fecha: 02/02/2018, Categorías: Hetero Autor: astaroth, Fuente: SexoSinTabues

    Un video tomado casi por accidente de nuestra muchacha, termina por ser el inicio de una exquisita aventura sexual en la cual ella termina por dejarse hacer de todo... y disfrutándolo. Comenzaré presentándome, para ésta historia me llamaré Miguel, y realmente no podría decir que soy un hombre fuera de lo normal. Alto, eso sí (1.80), moreno claro, un poco menos que mi familia y con alguno que otro kilito que quizás debería perder. Ni atlético ni fornido, pero suficiente volumen para imponer algo de respeto en la calle, o levantar un mueble pesado según sea el caso, pelo negro, ojos castaños y como dato curioso, poco vello en cualquier sitio que no sean las piernas. La chica que protagoniza conmigo ésta historia se llama Teresa, aunque quizás lo de chica ya no lo esté tanto. Es nuestra “muchacha” que más bien tenía el apelativo por costumbre que por otra cosa, pues estaba más cerca de los cuarenta que de los treinta y sin embargo… todavía se defendía bastante bien. Una mujer morena de cabello oscuro, cara más bien redonda y facciones no tan finas, pero de ningún modo toscas y ciertamente femeninas. Ya una vez que la conocí “íntimamente” me di cuenta de que era la suertuda poseedora de un generoso par de pechos con forma de papaya, grandes y para su edad, bastante firmes y bien formados. No era muy acinturada o caderona, pero sí se distinguía claramente una silueta femenina, con piernas bonitas a secas y un trasero que sin ser su mayor atractivo (que se encontraba un poco más ...
    ... arriba), tampoco estaba para pasarlo por alto. Al principio no le puse demasiada atención, pues siempre la veía en ropa holgada y deslavada, sin arreglar y simplemente haciendo las tareas domésticas. Ella llegaba a casa cerca del medio día, y en ocasiones que no tenía clases en la carrera nos topábamos, pero no pasaba del clásico “buenos días” y cada quien por su lado. Todo cambiaría un día que salí temprano de clases. No acostumbro anunciar mi llegada o partida si no es estrictamente necesario, así que entré a casa en silencio y ya que estaba ahí decidí pasar a la cocina a ver si había sobrado algo de comer. Cual no sería mi sorpresa, al encontrarme con que un albañil que habíamos contratado hacía unos días estaba en casa y lo que es más: se estaba beneficiando a Teresa. La tenía manos contra la pared, como en cateo policial, con la falda levantada, las panties bajadas y la blusa arremangada sobre los pechos, que le manoseaba descaradamente, y ciertamente motivos no le faltaban para hacerlo, pues de tamaño y forma no estaban nada mal, quizás una copa C o incluso D, pues apenas le cabían en las manos a su amante, que gustoso los acariciaba mientras continuaba dándole duro, haciéndola gemir. Sobra decir que en una oportunidad como esa, no había cosa que hacer más que colocar la lente de mi celular donde pasara desapercibida y grabarlos. Cuando llegué calculo ya irían poco más allá de la mitad, pero aún así me dieron material más que suficiente (poco más de cinco minutos de ...
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