1. El vecino del fondo (4)


    Fecha: 03/02/2018, Categorías: Gays Dominación Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... del riesgo que corría al haber desobedecido a don Abelardo y quedé a la espera de las consecuencias… Minutos después, a través de la ventana del dormitorio, que da al jardín, los vi despedirse con un apretón de manos y un momento después don Abelardo irrumpía en el comedor, como si hubiera adivinado que yo estaba allí… -¡Grandísimo desobediente! ¡ahora verás! –y después de esa amenaza me agarró del pelo y así me llevó hasta su dormitorio, donde me dio un par de bofetadas que me hicieron caer al piso con los ojos llenos de lágrimas… -Pe… perdón, don Abelardo, no… no lo voy a hacer más… se lo juro, ¡se lo juro!... -Claro que no lo harás más... –me dijo con el rostro crispado mientras se quitaba el cinturón… -¡Desnúdate! –bramó y le obedecí temblando de miedo mientras él doblaba en dos el cinto y lo empuñaba con firmeza… -¡A la cama! –y cuando estuve ahí dobló en dos la almohada y me ordenó que me tendiera boca abajo con el vientre apoyado en ella… ¡Qué paliza me dio!... El cinto quemaba al restallar en mis tiernas e indefensas nalgas y yo gritaba, rogaba inútilmente y me movía tratando de esquivar los azotes pero él me amenazaba y entonces yo entendía que resistirme iba a ser peor… En determinado momento me puse a llorar sin ningún resultado, porque siguió pegándome y me dijo mordiendo las palabras: -Ya verás como te ha quedado el culo, niño desobediente… ¡Rojo como un tomate lo tienes!... Seguí llorando y no paré de hacerlo mientras él dio por terminada la zurra, me tomó de ...
    ... un brazo y me llevó hasta el espejo, ante el cual me paró de espaldas… El culo me ardía a más no poder y me obligó a mirármelo por sobre un hombro… ¡Ay, no quieran saber cómo me lo había dejado esa tunda!... Rojísimo y con algunas líneas un poco violáceas… -¿Volverás a desobedecerme, niño?... -No… No, don Abelardo… ¡le juro que no!... –le aseguré entre sollozos y sintiendo que bien merecida tenía yo esa paliza… -Vale, y ahora voy a darte polla, porque pegarte me ha puesto cachondo… -dijo poniendo en evidencia su lado perverso… Me violó en cuatro patas sobre la cama, y fue una compensación por el sufrimiento padecido por esa paliza… Después, con el culo lleno de leche y él descansando de espaldas, me acordé de lo que me había dicho don Ernesto: -¿Puedo contarle algo, don Abelardo?... -Cuenta… - Don Ernesto me… me dijo que… que estoy muy lindo… -¿De veras?... Mmmmhhhhhh, qué interesante… ¿Te había dicho alguna vez algo parecido? -No, don Abelardo, nunca… Le conté esto a don Abelardo con la esperanza de sumar al dueño de la casa, que es del tipo de hombre que me calienta… Debe tener unos sesenta años, de estatura media, delgado, siempre bien vestido… ¡Y le parezco un lindo chico!… -Voy a llamarlo por teléfono y veré cómo hago para que hablemos de ti… -dijo don Abelardo y sentí que crecía mi esperanza de poder tragarme una nueva verga… Después de una pausa le dije: -Don Abelardo, ¿puedo pedirle algo? -Dime… -me autorizó… -¿Me deja que… que lo llame yo?... Él puso cara de asombro: ...