1. MADELENA


    Fecha: 06/02/2018, Categorías: Transexuales Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Hola a todos, amigas amigos y amiguit@s. Para efectos de lo que compete a estos relatos mi nombre es Mary, empezaré a contarles cosas que me han ocurrido, y otras que me he imaginado, y que me gustaría experimentar, espero que les gusten, que los disfruten, que los califiquen y los compartan, así mismo espero recibir en mi correo comentarios acerca de ellos y todo lo demás que me quieran enviar. Ahora, si me quisieran enviar un regalo (como ya me ha sucedido), por el correo indicaré como Bien, soy una chica travesti de closet, bisexual y muy caliente, aunque muy tímida aunque mis relatos hagan parecer lo contrario. Tengo 37 años, pero me mantengo muy bien, y me han dicho que no aparento más de 30, y hace poco alguien me dijo que tenía 28, y eso que estaba de chico, sin maquillaje ni nada bonito encima. Me encanta compartir historias por correo y me encanta que me envíen canciones fotos y videos, lo disfruto todo, no me importa si quien quiere ser mi amig@ es lesbiana, gay, travesti, transgenero, mujer, u hombre, y tampoco de la raza que sea, como ya dije soy bisexual, y debemos ser consecuentes con nosotros mismos, así que si discriminara a alguien, estaría en contra de mi misma. En la parte de mis encuentros si soy selectiva, puedo ser amiga de todos pero no gustarme todos. Bueno, al grano, empezare contándoles como inicio mi vida bisexual. Soy la menor de cinco hijos, bueno, en aquel entonces era el menor, mis dos hermanos mayores, hombres de 10 y 11 años, luego mis dos ...
    ... hermanas de 8 y 9 años, y yo tenía 5 años, entonces yo jugaba más con mis hermanas y era el blanco de las bravuconadas de mis hermanos, y para completar, me gustaban más las muñecas que los carros y el futbol. Desde entonces ya empezaba a sentir lo que era. Pero realmente comencé a sentirme distinta cuando comenzó mi pre adolescencia, a los 10 años. Mis hermanas y hermanos tenían sus habitaciones en el segundo piso de nuestra casa, una para ellos y una para ellas, eran habitaciones grandes que prácticamente dividían en dos partes, una para cada uno de ellos y con posibilidad de mucho espacio, yo no encajaba en la habitación de los hombres porque era muy chico para ellos y no me querían en su habitación, (yo tampoco quería), y en la de mis hermanas no encajaba porque ellas ya se estaban volviendo mujercitas, y, eso “no era bueno para él bebe” así que con la sabiduría propia de los padres, me dejaron el altillo, “tendrás una habitación para ti solo”, lo cual me pareció fantástico, pues allí en mi habitación nadie me molestaba, y al parecer yo no molestaba a nadie, pues a menos que no fuera a estudiar y llamaran a mis padres, o de que no bajara a la hora de la cena, nadie notaba mi ausencia, y a veces ni siquiera mi presencia. Esto para mí era una ventaja, pues yo podía espiar a mis hermanas y hermanos solamente haciendo el teatro de que estaba jugando en algún pasillo, o simulando hacer mis deberes en el estudio, desde donde se veían todas las habitaciones del segundo piso, aunque ...
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