1. La primera venida de mi amiga


    Fecha: 07/02/2018, Categorías: Primera Vez Masturbación Autor: marcolopezlit, Fuente: xHamster

    Esta es la historia de la primera vez que mi amiga se vino... y también de la primera vez que me vine en su interior.Por cuestiones de privacidad, ella se llamará simplemente Claudia. Ella mide un metro con sesenta y cinco centímetros, tiene la piel de color caramelo y unos ojos de mide que a más de uno le arrancan suspiros.Además, está consciente de que su cuerpo es fantástico, así que se viste para invitar a pecar. ¡Si pudiera recordar en cuántas ocasiones me masturbé pensando en ella...!Nos conocimos en la escuela, hace unos dos o tres años. Desde el principio me sentí atraído hacia ella, aunque el destino quiso que nos hiciéramos amigos, por lo que nunca me decidí a dar el paso decisivo.Por lo anterior, en más de una ocasión nos reunimos a estudiar en casa. En la suya, por lo general, no había nadie durante las tardes, pues tanto su madre como su padre trabajaban todo el día. De esa manera sucedió en esta ocasión. Transcurrían los primeros días de abril, y el calor era casi insoportable. Nuestras pieles brillaban un poco a causa del sudor, y ella aprovechaba el clima para sacar de sus cajones las prendas más diminutas que puedan imaginar.Unos días antes llegó a la escuela con una falda tan corta que en ocasiones nos dejaba ver la parte baja de sus nalgas, cubiertas apenas por unas braguitas cacheteras que a uno le provocan una erección casi al instante.Además, sus pechos, firmes y redondos, tenían la buena costumbre de viajar sin sostén, por lo que verla caminar -incluso ...
    ... si se ignoraba el suculento contoneo de sus caderas y el hipnótico movimiento de sus nalgas- era un deleite para hombres y mujeres por igual.Ese día llevaba una playera blanca que, debido al sudor, parecía ser casi transparente y sus pezones, dos perfectas monedas, parecían querer atravesar la tela que los recubría. Ella es generosa con los escotes y, bendito sea el calor, trabajábamos sobre el piso, por lo que en todo momento la piel de sus pechos era visible para mí.Llevábamos casi una hora trabajando cuando ella se levantó para ir al baño. La imagen de sus largas piernas, sedosas, suaves y casi desnudas, cubiertas sólo por un short blanco que dejaba adivinar el color amarillo de su diminuta tanga, se adueñó por completo de mi mente y consiguió que mi pene se alzara entre mis piernas. De inmediato oculté la erección.Tan pronto ella desapareció por la puerta del baño me levanté y me puse a husmear en sus cajones. Pronto descubrí su ropa interior. Un par de brassieres e incontables calzones de todas formas, tamaños y colores, todos oliendo a ella, aparecían ante mis ojos. Mi mano izquierda de inmediato se puso sobre mi entrepierna y, por encima del pantalón, comencé a tocar mi verga. No habían pasado más de tres minutos cuando sentí que manchaba los calzones.Satisfecho, me senté de nuevo en el lugar que ocupaba, aunque la erección no desapareció por completo.Cuando regresó, Claudia me preguntó si no quería tomar algo, así que bajamos a la cocina a preparar limonadas. Vaciamos ...
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