1. Con el amigo de mi novio en la sala de cine


    Fecha: 17/02/2018, Categorías: Infidelidad Anal Autor: Hermvinto, Fuente: CuentoRelatos

    ... anchas y brazos musculosos eran de ese tono moreno tan parecido al mío, su cabello era negro también y, aunque nunca pensé que fuera guapo, me parecía atractivo ver su cuerpo con esa enorme verga semierecta palpitante. Aun así no pude evitar alarmarme, me levanté y corrí para vestirme. Mi ropa ya no estaba y no se veía ni rastro de la suya. — ¿Qué te parece? — Me preguntó mientras sostenía su pene con las dos manos y lo meneaba. — ¿Qué haces aquí, dónde dejaste mi ropa? Estaba enojada, pero no podía dejar de ver su pene. — Olvidé marcar la salida y me quedé a ver la peli, escuché tus gemidos cuando me iba y cuando te vi pensé en ayudarte como tu novio no puede hacerlo. Me quedé callada, él se acercó hasta mí y volteé la mirada cuando su pene estuvo a unos pocos centímetros de mi entrepierna. — Míralo, sé que te gustó, Aylin. No quería, no me gustaba la idea de ser infiel, pero me ganó el morbo, los dos de pie, uno junto al otro, ese pene tan grueso, largo y erótico a mi lado. Lo vi, el prepucio a medio camino de su pene, las venas marcadas, su glande hinchado, me encantaba, mi mano hizo un movimiento por si sola. Caleb la tomó y puso mi palma alrededor de su palo de carne. No podía tocar mis dedos, hice fuerza, vi como su rostro se fruncía mientras intentaba tocar mis dedos haciendo fuerza. — ¿Cuándo vas a poder hacer esto otra vez? — Tengo novio... Me estaba haciendo dudar, dije esto último mientras intentaba hundir un dedo en su uretra. — Y si te estabas masturbando en una ...
    ... sala es porque no te hace bien la chamba. Y no has dejado de verlo y tocarlo. No dije nada, mi silencio le dio la señal. Me tomó de la cadera, bajó hasta mis nalgas y me volteó a ver a los ojos. — Qué culazo tienes. Atrajo mi cuerpo con brusquedad y comenzó a besarme a la fuerza. Me resistí al principio, pero me dejé llevar. Sus manos en medio de mis nalgas, rozando mi ano y el espacio que había entre mi vagina, metí mi lengua en su boca y lo dejé hacer lo propio. Estuvimos así un momento, su pene estaba duro como roca, era muy varonil, muy obsceno a la vez que asqueroso y antojable. Él cortó nuestro beso y bajó hasta mi vagina, tomó mis nalgas y me obligó a sentarme en la butaca de esa fila. Abrí mis piernas y comenzó a besar mis labios vaginales, me veía fijamente mientras lo hacía, era muy sexy. Y entonces me hizo eyacular, metió su lengua a la vez que pellizcaba mi erecto clítoris que, por cierto, es bastante grande. Llené su cara de mi corrida, abrió la boca mientras chorros de mi mucosidad vaginal salían disparados hasta su lengua, se lo tragó y me volvió a besar mientras sus manos masajeaban mis pechos. Quitó los respaldos para brazos y puso una pierna en los dos asientos aledaños al mío, su pene estaba presionando con fuera mi mejilla y estaba claro lo que deseaba. Le agarré los testículos, eran pesados y apenas cabían en mi mano. Los acerqué a mi cara mientras retiraba el pene con la otra. Tenía un poco de pelo en ellos y su pubis. Al lamerlos noté sus dimensiones, ...