1. Mi primera cita a ciegas; Vol II


    Fecha: 27/02/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... metérmela a mi. Yo tenía ese día casi totalmente libre y quería seguir cojiendo y volver a entrar en ese culito apretadito, pero sabía la condición que eso conllevaba, y no me lo pensé mucho para decidirlo: por segunda vez en mi vida sería el pasivo en el acto sexual. Así que ya harto de escucharlo lamentarse todo el tiempo comencé a acariciar con mi mano su pecho, su ombligo, hasta bajar a su pene, y poco a poco con el jugueteo lo fui sacando de su plática. -¿me dejas hacertelo de nuevo?- Le pregunte, a lo que el respondió -No papi, me toca a mi- y yo ya previamente resignado comencé a bajar con mi boca hasta llegar a su pene, que me costó mucho más aún erectarlo que la vez pasada, pero lo logré con un buen jugueteo de lengua. Al parecer y a pesar de que era mis segunda mamada resultó que lo hacía bien. Hubo un poco más de -desagradables- besos y jugueteos, y yo estaba muy nervioso, aplacé el asunto lo más que pude pues como ya había dicho su pene no tenía muhco alcance, pero sí grosor, que prácticamente era el mismo flácido y erecto. El momento llegó, me hizo darme la vuelta y ponerme en cuatro, me sentía lo más extraño de ese mundo, se puso el condón, me hechó lubricante en el ano y sentí a su glande apoyarse en mi entrada más frio de lo que esperaba cosa que de alguna forma me exitó mucho e hizo que reventara en una erección tremenda. Al principio fue muy agradable sentir la presión y el jugueteo que su pene ejercía sobre mi ano, pero después la cosa empezó a ir más en ...
    ... serio, la presión aumentó y la sensación igual, pude sentir como entraba un poco la punta y de inmediato sentí un dolor muy fuerte ahí atrás, al punto de que inmediatamente me hice para adelante. El me sostuvo con ambas manos para que no lo volviera a hacer, y yo sabiendo lo molesto que podía resultarle eso traté de relajarme lo más posible. Para mayor comodidad suya, me llevó a la esquina de la cama que era bastante alta y ahí me puso en ángulo recto. Con todo mi tronco bien pegado a la cama extendí mis brazos a lo largo de ésta y me traté de relajar lo más que pude, él volvió a apoyar la cabeza de su pene en mi entrada, y poco a poco, pero con mucho menos delicadeza de lo que yo lo hice, y de hehco a más avanzaba más aumentaba la fuerza y rapidez con que lo hacía. “Perdoname, es que si no se me va a bajar la erección y no te la voy a poder meter” y me la terminó de meter casi de golpe a lo cual y solté un grito de muchísimo dolor y extrañamente de un extraño placer del cual no pude escapar ya que la posición en la que estaba en la cama me lo impedía (técnica que anoté en mi mente para poder usar en futuros revolcones). El nisiquiera se espero a que me acostumbrara a tenerlo dentro, empezó de inmediato con el mete-saca. Al principio las envestidas trataban de ser “delicadas”, en poco rato empezaron a ser frenéticas y violentas, lo cual me provocó placer al grado de que todo mi cuerpo se empezó a estremecer en un nuevo tipo de tensión de todos mis músculos que solo he sentido ...