1. Mi esposo estaba de viaje


    Fecha: 28/02/2018, Categorías: Infidelidad Autor: sandra garcia, Fuente: CuentoRelatos

    ... mujer casada, bueno ella era libre por ser divorciada. La orquesta empalmo el merengue, con una cumbia con la que sudamos y nos moríamos de calor y sed, al regresar a la mesa nos esperaban vasos llenos de líquido y hielo, con la boca seca nos los acabamos en un santiamén, el mozo trajo otra ronda, Paco seguía conversando muy cerca de mi cara, sentía el calor de su aliento casi me hablaba en el oído. -Sandrita eres una diosa, me vuelves loco, vámonos a mi casa a continuar esta fiesta, solo nosotros cuatro. Entonces sentí como su mano se deslizaba, y sujetaba mi cintura, en otras circunstancias me hubiera molestado, lo hubiera mandado volar y me hubiera ido, pero la verdad es que no hice nada de eso, que iba a decir después de lo bien que se había portado, además él se estaba comportando como cualquier hombre que sale con una mujer soltera y libre, pues yo no le había dicho que era casada, en cierta forma era mi culpa. Sabía que tenía que hacer algo me sentía débil, seria por los dos meses que no veía a mi esposo, seria por los 4 tragos que ya me hacían dar vueltas la cabeza, pero la verdad es que no me disgustaba lo que me decía y hacia, tenía que hacer ...
    ... algo, lo único que atine fue a levantarme tomarlo de la mano y decirle -Vamos a bailar. Para mi mala suerte la orquesta comenzó a tocar, una salsa sensual del grupo Niche, "Hagamos lo que diga el corazón" y el no perdió la oportunidad de sujetarme por la cintura y pegar nuestros cuerpos, mi mente decía que era una mujer decente y que debía separarme, pero mi cuerpo no me obedecía y se dejaba llevar, sentía que todo me daba vueltas, de pronto su cara estaba pegada a la mía, podía sentir como su corazón latía a 100. -No Paco no sigas no sigas. -Sandrita no me puedo controlar, como dice la canción hagamos lo que diga el corazón, y también nuestros cuerpos. Todo me daba vueltas, pero no me despegaba de él, sentía mas bien que mi cuerpo buscaba pegarse más ,la música continuaba, cuando sentí unas palmadas en mi espalda, era Luz, que me decía, -Sandra ya es hora de irnos. Él estaba caminando hacia la puerta de la mano de José, al verlos Paco me miro a los ojos, yo no dije nada, no sé qué expresaba mi mirada si un ruego para que me dejara o para que me llevara donde él quisiera, el entendió lo segundo, y tomando de la mano salimos de la discoteca. CONTINUARA. 
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