1. El chico de las galletas (4)


    Fecha: 28/02/2018, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... Mientras mi madre cumplía a cabalidad su función de fotógrafa. El negro se detuvo y se alejó unos centímetros, abrió las nalgas de la señora Julia y, cual taladro, su lengua empezó a perforar el sensible ojete. - Uhmm, uhmm…- gimió la señora. Y el chico seguía con su degustación casi de manera desesperada y si hubiera tenido mejor visión diría que el maldito la penetraba con la lengua. Unos momentos después se retiró dejando a la vista el ano mojado de ella, y agarrando su enorme fierro, que agitó unos segundos hasta permitir que alcance su tamaño monstruoso, ensalivó aún más el agujero a ser victimado y dirigió su glande morado en la entrada anal. - Señora Olga, vaya fotografiando mientras se la voy metiendo a la señora Julia.- ordenó el maldito. Mi madre se acomodó en el ángulo que le permitía la mejor visión y el muchacho inició la penetración. - Uhmm, así mi negrito semental, uhmmmmm.- gimió llena de gusto la madre de Fernando. Y así, a cada resplandor del flash, el fierro iba avanzando en su acometida siendo reflejado en el rostro adolorido pero gustoso de la señora. - Ayayayayayayyyyyy… que grande, ayyyyy.- gruñó quejándose y con la cara enterrada en la cama. - Ya falta poco, señora, tranquila.- dijo el chico sin detenerse. - Sí, es verdad Julia, ya casi la tienes toda adentro… ¡Qué bárbaros!- dijo mi madre alucinada por lo que veía. Con un último empujón de sus caderas, que fue muy sentido por su compañera sexual, el negro conchasumadre estaba insertado por completo ...
    ... en el adorable y sabroso cuerpo de la madre de mi amigo. Pobre, pobre de él y su padre si supieran que la madre y esposa de su hogar se entregaba a los deseos de ese maldito muchacho mucho más dotado y dispuesto a experimentar. - ¡Miércoles! Ahora que lo veo de esta manera me doy cuenta porque dolía tanto.- dijo mi progenitora tomando una foto más. Esto no fue motivo para que el chico cesara en la cogida sino por el contrario lo motivó aún más pues empezó a entrar y salir con inusitada velocidad y fuerza, para gusto de su víctima de turno que se quejaba lastimosamente pero con una sonrisa lujuriosa marcada en el rostro. Sus caderas iban y venían incansables, minuto tras minuto hasta que empujó a la señora Julia más adentro de la cama y terminó por cubrirla como un perro con su perra. De a pocos, el negro fue tomando nuevamente el ritmo con un gusto placentero dibujado en su cara y con los dientes muy blancos apretados por la concentración en el coito anal. - Ayayayayayyyyy… qué rico papito qué rico, ayayayayayyyyy… ¡Cómo me gusta el perrito!- gritó la madre de Fernando inundada de placer. La cámara no dejó de capturar foto tras foto y la verdad que viendo como se desarrollaba todo, le daba toda la razón a mi madre sobre que sería una sesión pornográfica. Y viéndolos así, entendía los quejidos y lamentos de dolor de ellas pues el muchacho se veía inmenso montado encima de la hermosa señora Julia. Buen tiempo pasaron unidos e incansables como tantas otras veces antes, dejando ...
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