1. Un día de Primavera


    Fecha: 02/03/2018, Categorías: Dominación Autor: vanessa58, Fuente: RelatosEróticos

    Soy un hombre que siempre había tenido relaciones heterosexuales. Mi vida transcurría con normalidad, sin sobresaltos, siendo el trabajo uno de los motores principales. Mi educación ha sido tradicional, soy profesionista y no me considero diferente al resto de la gente. Estoy en la década de los cincuenta, delgado, de cuerpo atlético, me divorcié hace algunos años, pero… … Era un hermoso día de primavera, viernes, después de una larga jornada laboral sólo pensaba en descansar el fin de semana. De regreso al departamento, al pasar por un parque, detuve el auto y decidí sentarme en una banca a disfrutar de los últimos rayos del sol, próximo a esconderse detrás de las montañas. Para no perder la costumbre, me puso a leer el libro de turno. Ensimismado en la lectura, escucho a una chica preguntarme por una dirección, levanto la vista y quedo sorprendido. No era una belleza deslumbrante, pero sí, tenía algo que la hacía sumamente interesante. Era delgada, no muy alta, tenía unos 35 años, vestía con discreción y lucía un maquillaje sobrio, aunque atractivo. Me dijo que se llamaba Connie. Me comentó que recién había llegado a la ciudad, que era la primera vez que venía y el motivo de su viaje era visitar a una tía que hacía mucho tiempo no veía, aunque ella no sabía de su visita. Como todo un caballero, me ofrecí para llevarla a la casa de su tía, que no estaba muy lejos del rumbo donde nos encontrábamos. Mientras íbamos al carro, le pregunté si quería comer algo y me dijo que ...
    ... encantada, ya que durante el viaje en camión casi lo había comido. De inmediato recordé de un lugar tranquilo no muy lejos de dónde nos encontrabamos. Es un lugar que se come rico, con música suave y sobretodo, con poca luz. Ya en camino, nos pusimos a platicar de cosas intrascendentes hasta que arribamos al lugar. Busqué una mesa en un lugar discreto y nos instalamos. Pedimos una botella de vino y comimos muy a gusto. Al poco tiempo de platicar con ella de nuestros intereses y experiencias, una plática muy amena, sentía como que la conocía desde mucho tiempo atrás. Creo que a ella le sucedía lo mismo. Había estudiado en la Universidad, pero por problemas familiares tuvo que comenzar a trabajar como secretaria y el estudio pasó a segundo plano. En la sobremesa, y algo entonado por el vino, toqué su mano distraídamente y ella en lugar de quitarla, sentí como que le gustó. Me miró a los ojos y se sonrió. En ese momento salió a relucir mi hombría, la tomé de la mano y le di un beso en la boca. Ante mi sorpresa, en lugar de molestarse y rechazarme, se entregó a él, y así estuvimos un breve momento jugando con nuestras lenguas, que a mí me pareció eterno. Las hormonas estaban trabajando intensamente. Aproveché ese momento para invitarla a pasar la noche juntos ya que como su tía no tenía conocimiento de su visita, daba lo mismo que fuera al día siguiente. Al principio titubeó, pero finalmente aceptó. Confieso que me dio una alegría enorme, no daba crédito a lo que estaba sucediendo. ...
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