1. EL MENOR (EL VIAJE)


    Fecha: 05/03/2018, Categorías: Incesto Autor: XCITANTDLC, Fuente: SexoSinTabues

    ... encendidas, por lo que podía ver con todo lujo de detalle mis gestos en cada entrada y salida de su verga. Subí las piernas poniéndolas en sus hombros, ofreciéndole un mejor panorama de nuestros genitales en plena acción, mis labios vaginales muy pegaditos a las paredes de su miembro siguiendo el movimiento y la forma de su pene al entrar y salir, anhelante, complaciente y ansioso el ritmo con el que llevaba cada penetración. Dame más hermanito, le repetía, cógeme papito, dame rico, métemela más adentro, quiero gozarte, quiero disfrutarte, has lo que quieras de mi cuerpo, lo que te plazca mi amor. Entendió que era una permisión para cogerme del lado que quisiese, también por detrás, lo que más codiciaba. Con un movimiento muy ágil, cambiamos de posición quedando yo encima. Ahora mi hermoso pelo que estaba completamente suelto, mientras nos besábamos cubría nuestros rostros, a manera de sensual cascada. Apoyándome con ambas manos en su pecho enderece mi cuerpo quedando prácticamente cabalgando sobre mi hermanito. No se imaginan el espectáculo, mis tetas tan primorosas, mis pezones apuntaban hacia el producto de la excitación, ambos senos se movían rítmicamente con cada vaivén de mis caderas; enderezo su cuerpo hasta besarme en la boca, quedando mis senos en contacto directo con su cuerpo, me abrazó y se los ofrecí para que los chupara, tenía un sabor que denotaba pureza y placer, inocencia y lujuria, fidelidad y traición; amor filial y fornicación a la vez. Que rico coges ...
    ... Juan Carlos, le dije al oído, me gusta todo lo que haces y todo lo que dices cuando haces el amor, me gusta que cambiemos de posición a cada momento, no paraba de hablar con los ojos cerrados, cabalgando sobre su cuerpo, en ese viaje que parecía no tener fin. Entonces, tomando la iniciativa se animó a cambiar de posición. Hagamos una variante del odioso misionero, me dijo sonriendo. Al bajarme y sacar verga de mi cochito, se escuchó, como el que se produce al chuparse los dedos. Me recostó de espaldas, poniéndose de pie en el borde de la cama, mientras equivocadamente le hacía espacio quizás intuyendo que se recostaría. Me agarro de una pierna con fuerza a la altura del tobillo y con un movimiento lento pero firme me jalo hacia el borde, esa sensación de ser arrastrada me gustó mucho pues abrí la boca sensualmente para morderme los labios en señal de gozo. ¿Quieres que te arrastre como a una perra? Me pregunto. Si mi amor, abalanzándome a su cuello. Soy tu perra y puedes arrastrarme todo lo que quieras, pero arrástrame con tu verga, arrástrame por el cocho, así como lo hacen los perros. Puso mis caderas a la altura del borde de la cama, quedando mis piernas entre abiertas colgadas con los pies en contacto con el piso, coloco una almohada debajo de mi cuerpo, de tal manera que mi cochito quedó levantado, abierto, sediento de placer y además completamente indefenso. Agarrando su verga, la paso por mis labios externos de ida y vuelta para humedecerla con los abundantes jugos que ...
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