1. Elena...


    Fecha: 08/03/2018, Categorías: Infidelidad Fantasías Eróticas Autor: Comerizos, Fuente: CuentoRelatos

    Pues si, lo típico, cena de navidad de la empresa, en este caso coincidiendo con la fiesta de celebración de 10 años, empleados, familias, clientes, proveedores... Nunca me había fijado especialmente en Elena, menuda, clásica en el vestir, medida en sus maneras, con ese hilillo de voz que no pegaba con el carácter comercial de su cometido, siempre con el pelo recogido, la ropa amplia, el zapato plano... Mi amigo XXXXX al que endosé el catering de la fiesta y que conoce mis preferencias perfectamente me había preparado una mesa especial de sushi (eso para los demás) en la que había colocado casi expresamente para mi una fuente de ostras (essso si era para mi) de la que no me separaba desde que llegué al evento. Además, un atento camarero no hacía más que abrirme piezas que bien regadas de limón pasaban rápidamente por mi gaznate. - "Hola Julio...", sonó a mi espalda ese hilillo de voz que me resultó familiar y... mira por donde si, era ella, Elena, aunque una Elena algo diferente cuando me di la vuelta... el pelo suelto, media melena rubita, una sonrisa amplia, más ampliada aun por ese rojo fuego que cubría sus labios, un cuello larguíssssimo, blanco, casi impoluto, y unos hombros menudos pero igual de impolutos... y ya no me dio tiempo a mirar más, un par de besos, un saludo, las gracias por haber venido... "que sitio tan bonito...", y un, "...te presento a mi marido" Un señor alto, clasicon, no viejuno pero... para la edad en la que ubicaba a Elena, algo alejado de la de ...
    ... ella. Nos saludamos cortésmente y... un gesto significativo del Director Financiero asomó por encima de su hombro lo que me obligó a excusarme y volver a las obligaciones típicas de mi sexo y condición, abandonado, muy a mi pesar... ese lugar privilegiado al lado de la fuente de ostras. Suelo ser un tipo de prontos, no de prontos exagerados en las maneras, más bien de... cosas como esa de pasar mil veces por una calle y jamás percatarme que hay una zapatería y un día, de pronto, pararme en su escaparate y descubrir piezas de lo más interesante y, eso si, a partir de ahí… pararme todos los días. Pasé buena parte de la tarde-noche mirando a Elena, mirando como se iba desenvolviendo en la fiesta, como empezaba a animarse charlando con el resto del personal de la compañía, como... entiendo que fruto del vino y las copas, su rostro iba cambiando de semblante y su cuerpo perdía rigidez y comenzaba a ganar en vaporosidad, al contrario que el de su marido... al que se le caían los hombros... las gafas sobre la nariz y sus movimientos se volvían menos seguros. Tuve la oportunidad entonces de terminar de verla, llevaba un vestido con los hombros al aire, ceñido en la cintura y sueltecito hacia las piernas, tipo blusón romano, que adivinaba un cuerpo menos soso que el que siempre había imaginado, una cintura estrecha, unas caderas bien proporcionadas, unas piernas firmes, delgadas pero no huesudas, bien torneada y ese cuello larguísimo y blanquísimo que por detrás, terminaba a la altura ...
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