1. Cambiador número dos (Segunda parte)


    Fecha: 18/09/2017, Categorías: Masturbación Confesiones Autor: infrarrojo, Fuente: CuentoRelatos

    ... ser el principio de algo... ―dije con audacia. Y deslicé el dedo por la pantalla del celular y pasé a la segunda y luego a la tercera foto. Entonces Jimena alzó las cejas instintivamente y por un momento creí detectar en su gesto que en verdad estaba caliente. ―Ya vengo... ―dijo muy resuelta, y sin más se dirigió al cambiador número dos. Parecía mentira lo que estaba pasando. Mi pija se había parado de solo imaginar lo que Jimena estaba por hacer en el cambiador. ¿Se desnudaría ahí mismo, detrás de la cortina? ¿Estarían sus pezones verdaderamente parados o era mi imaginación? De seguro tenía dos aureolas pequeñas y rosadas; dos pezones erectos que tal vez Ana mojaba sutilmente y luego apretaba para provocarle a Jimena espasmos de excitación. ¿Estaría mi compañera de trabajo fotografiando su culo en el espejo? La verdad es que esta imagen me ponía muy ansioso... Le había estado mirando el culo a Jimena y me parecía detectar, debajo de esos pantalones sueltos que usaba, unos cachetes duros que debían de resistir las palmadas de su novia Ana... ¿Cómo se harían el amor estas dos mujeres? Ana parecía aún más puta que Jimena... El sexo entre ellas no debía de ser menos que majestuoso. Mi pija cabeceaba dentro del pantalón. Si no hubiese estado en el trabajo, pues habría bajado la bragueta de mi pantalón y metido la mano para agarrármela y comenzar a masturbarme ahí mismo. Mi imaginación me había perturbado de golpe. Entonces pasó lo inesperado... ―¿Y Jime? ―preguntó Nancy, que se ...
    ... había acercado al mostrador sin que yo me diera cuenta. Nancy, la maldita Nancy. ―Ah... No sé. Creo que está en el baño ―dije haciéndome el distraído, lo cual era una estupidez, pues Nancy me había visto charlando con Jimena. Esa intervención de Nancy me cagó el resto del día. Ni siquiera pude saber si Jimena se había tomado alguna foto para enviarle a Ana... Segundos después la vi salir del mostrador número dos acalorada, pero no pude saber qué había hecho. Ese día me fui a casa frustrado. El día siguiente no solo iba a estar presente Nancy sino también Marisa, así que charlar con Jimena en el trabajo se iba a poner muy cuesta arriba. Y encima llegó una mala noticia... Vine a saber, por parte de mi jefa, que Jimena iría a trabajar únicamente por el resto del mes. Yo había supuesto que estaría toda la temporada, pero no era así. Marta ya lo tenía decidido: no tenía caso tener tantas empleadas si las ventas no habían levantado como se había previsto. De manera que tenía que hacer la jugada cuanto antes. Me quedaban un par de intentos con Jimena y luego, quizá, ya nunca volvería a verla. Por la tarde de ese mismo día, le dije que quería ver las fotos que se había tomado en el cambiador. ―¿Qué fotos? ―preguntó haciéndose la tonta. Entonces yo hice el mismo gesto lascivo que había hecho ella el día anterior. Jimena sonrió de manera pícara. ―Si Ana se entera, me va a matar... ―¡No divagues! ―la acusé riendo―. ¿Cómo podría enterarse? Y Jimena sacó el teléfono de su bolsillo y luego ...