1. CLASES DE SALSA III (y final)


    Fecha: 10/03/2018, Categorías: Sexo Interracial Autor: guisamo, Fuente: RelatosEróticos

    CLASES DE SALSA III (y final) Por fin llegó el día esperado, Oswaldo llamó a Bryan que es mi marido, Por cierto yo me llamo Selena, y le dijo que quería tenerme hermosa y preparada para la prueba final. Eran las fiestas de Carnaval, e iríamos a un Club de baile Latino para probar mi soltura en público, ya que en privado el me daba un sobresaliente (le dijo a mi marido, que hacía años que no había logrado tantos progresos en una mujer, como conmigo). Como la fiesta del baile iba a ser entre semana, y estábamos a Sábado, aprovechamos esa tarde para salir a comprar ropa para la ocasión, después de muchas pruebas acabamos comprando una falda de tubo de lycra negra, que se acoplaba a mi cuerpo como una segunda piel, y para la parte de arriba, también de lycra y color rosa, un suéter palabra de honor, por el que mis pechos parecían querer abandonar su envoltura. A mi marido se le iban los ojos detrás de mi culo cada vez que salía del probador hacia un espejo de cuerpo entero que había en el pasillo, pero yo notaba también como me desnudaban con sus miradas, los jóvenes y maduros que habían acudido de compras con sus parejas, eso provocaba que mi cuerpo fuese subiendo de temperatura. Bryan también se dio cuenta de la situación y me dijo, cariño más de uno de los que hay ahí fuera, se te hubieran follado ahora mismo. Salimos de allí y fuimos a merendar, cuando volvimos a casa subimos en el metro, pero al ser fin de semana iba a rebosar, estábamos bastante apretados, cuando en una ...
    ... estación subieron unos jóvenes, y como alguno se iba a quedar abajo, empujaron un poco y uno de ellos se quedó pegado a mi culo como una lapa, al principio no dije nada, pero notaba que su entrepierna empezaba a encajarse entre mis nalgas, yo tenía a mi marido delante, pero dándome el culo, luego el joven a ver que yo no decía nada, empezó a acariciar mis caderas, y de vez en cuando movía su cintura para que yo notase su verga, y vaya si la notaba, el caradura decidió dar un paso más, y metió su mano bajo mi minifalda, mientras me susurraba al oído, “tia que culo más sabroso tienes” aquello iba encendiendo más la temperatura de mi coño, y echando la mano hacia atrás le sobaba el bulto de su entrepierna. Él viendo el camino despejado se bajó la cremallera del pantalón, y sacando su vergajo en medio del gentío, lo metió bajo la minifalda y empezó a moverse rítmicamente, yo viendo que mi marido me tapaba por delante, bajé la mano y metiéndola bajo la mini, separé el tanga para que tuviera espacio donde trabajar. Como si nos conociéramos de toda la vida, yo eché mi culo hacia atrás, lo suficiente para que su capullo apuntara a mi puerta del placer, a la vez que el metro paraba en otra parada, el frenazo hizo que su polla entrase hasta el fondo, al mismo tiempo al entrar más gente todavía se podía pegar mejor a mí. El siguiente paso fue cogerse a mis tetas por debajo del suéter, parecía que mis tetas tuviesen vida propia (debido al movimiento de sus manos bajo mi suéter) y empezó a ...
«1234...»