1. El piso (I: Dos son pareja, tres... mejor)


    Fecha: 11/03/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... podía apartar su mirada de aquella enorme estaca que con ritmo casi hechizante aparecía y desaparecía entre sus manos. Sentía deseos de cogerla, acariciarla, estrecharla en su puño, pero lo que más deseaba era saborearla, catar el sabor de aquel suculento manjar... Jorge sintió algo húmedo que rozaba la punta de su polla, pero él todavía no se había corrido, abrió los ojos y pudo ver a Esther lamiendole la punta del capullo. Ella sonrió y él la dejó hacer. Primero recorrió toda su polla a lo largo con su lengua y luego dejó caer su saliva sobre ella para seguidamente extenderla con su mano y metérsela en su boca hasta los huevos. Jorge no podía creer lo que le estaba sucediendo, era la primera vez que le hacían una mamada y era fantástico sentir la lengua de una tía jugando con la punta de su capullo. Agarró su cabeza con su larga melena rubia y extendió sus pelos por encima de su polla y estómago acariciándolos sin que ella dejara en ningún momento de chupar. Esther sabía que Jorge podía estallar en cualquier momento y entonces ella se quedaría sin poder disfrutar, por lo que se levantó dándose la vuelta y bajó sus bragas lentamente. La tela antes hundida entre sus nalgas y su sexo fue saliendo lentamente mostrándole a Jorge dos espléndidos y redondos glúteos. Las dejó deslizarse por sus muslos y al llegar al suelo las lanzó con su pie hacia Jorge que las cogió notando lo húmedas que estaban. Acercó las bragas a su cara y las olió inhalando el perfume sensual de una hembra ...
    ... que está realmente salida. Al levantar la vista vio a Esther inclinada y apoyada en la bicicleta separando con sus manos su nalgas y ofreciéndole una buena vista de su sexo y del pequeño y limpio agujero de su culo, lo que él aprovechó para, colocándose de rodillas, meter su cabeza entre sus piernas. Con sus manos separó sus nalgas e intentó alcanzar el orificio de su ano con su boca, pero Esther le detuvo: - ¡No, por favor!, ahí no... usa mi coño, ya habrá tiempo en otro momento... Aceptando la negativa de su amiga agachó su cabeza entre las piernas y pudo ver su abertura rodeada por una ligera mata de pelo de color rubio, con sus manos la acarició suavemente sintiendo que estaba realmente mojada. La abrió con sus dedos dejando su gran tesoro totalmente al descubierto. Veía su sexo totalmente expuesto con sus labios húmedos y regordetes debido al flujo de sangre producido por la excitación, los separó y pudo ver claramente la entrada de su vagina y no pudiendo resistir su atracción hundió su lengua dentro al tiempo que Esther gemía al sentir como era penetrada por ella. Sentía la lengua jugar dentro de su húmeda gruta y aquello le hacía temblar sus piernas. Tener un hombre de rodillas y con su cabeza hundida en su sexo no era precisamente algo que le ocurriera todos los días. Ella sentía su placer como algo que estallaba en su interior de una forma salvaje por lo que no pudo evitar gritar y pedirle que no se detuviera. Estos gritos hacían que Jorge se calentara aún más y que ...
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