1. Mi hija y el MSN - Parte 2


    Fecha: 11/03/2018, Categorías: Incesto Sexo Oral Autor: Dark knight, Fuente: CuentoRelatos

    ... Sentir sus manos en mi, ver como sus ojos me devoraban, estuvo brutal. Me dejas masturbarme? No, todavía no. Entonces te caíste? No tontito. Fingí que me caí y dejé caer la tapa del sanitario. ¡Qué cabrona! Ya sé. Tú me haces ser así de cabrona y de putona. Anda, deja que me toque. Estoy que ardo. Mi mente trabajaba a mil por hora, mientras caí en cuenta del engaño en el que había caído. Por estar preocupado por su bienestar, no me había dado cuenta de que esa había sido su manera de cumplir el mandato sin ser demasiado obvia. Finalmente le contesté: Bien, ya te vio desnuda. Crees que se vaya a masturbar imaginándote? No lo sé. Quiero pensar que sí. Me excita mucho pensar que sí lo hará. ¿En dónde está el ahora? En su habitación de nuevo, supongo. O tal vez en su estudio. Antes de que este día acabe le tienes que agarrar la verga. Oye, mira que eso está grueso… No te animas? Hasta le harías un favor. Ha de tener los huevos inflamados de tanta leche que no ha sacado por ti. Tú crees? Si. Ahora mismo debe estar jalándosela en su cama, con los ojos cerrados, pensando en ti, recordando la sensación de tu piel, tu culito, Mhhm… Te gusta imaginarlo asi, verdad? Siii, mucho Estas toda mojada Siii, mojadita y me estoy rozando con un dedo, Mi coñito huele delicioso… ¿Y cómo sabe? Déjame pruebo mi dedo, hmmm, riquísimo. Estas desnuda todavía? No, ya me volví a poner el camisón. Te gustaría darle a probar de ese dedito con sabor a tus jugos a tu padre? Sí, me gustaría mucho. Anda, ...
    ... hazlo. No sé cómo. Inventa algo. Eres buena para eso. Ok, déjame ver qué puedo hacer. Aquí te espero. Apenas había terminado de escribir eso cuando me llama Cristina desde su cuarto. Aparentando preocupación, me acerqué y abrí la puerta de la habitación. Ella se hallaba de nuevo acostada en la cama pero ahora con el camisón puesto. Dime, hija, ¿qué se te ofrece? Papi, me puedes traer un poco de agua? Tengo sed pero aún no puedo levantarme. Claro, mi vida. Ahora vuelvo. – Caminé hasta la cocina y llené un vaso con agua para ella, cuando regresé ya estaba sentada sobre la cama, con el camisón ligeramente arriba de sus rodillas. Si me agachaba, hubiera podido ver el monte de venus que había admirado tanto en el baño pero me contuve acercándome para que bebiera el agua. Cuando terminó de beberla me dijo: Eres un amor, papi. Como puedo compensártelo? Sigue siendo la hija maravillosa que eres, Cristina. – Le dije. Tú eres un padre maravilloso. Me dijo. – Ouch. Que te pasó. Me sigue doliendo un poco el brazo, dijo sobándolo con su otra mano. Sana sana, colita de rana… -le dije, tomándolo entre mis manos y besándolo con ternura. También me lastimé este dedo, me dijo señalándome el dedo medio de su mano “buena”. Pues sana, sana también el dedo. Con algo de picardía, lo aproximó a mis labios para que también le diera un beso. Con cuidado, deposité suavemente mis labios en el dedo. Estaba mojado y pringoso pero no hice ningún comentario al respecto. Creo que ese beso estuvo muy desabrido, ...
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