1. A por ella (I)


    Fecha: 14/03/2018, Categorías: BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Mi inicio en el sado fue de lo más normal y fuera del tema. Siempre me había gustado ver fotos y esperaba que un día llegara mi oportunidad para probar, pero nunca me imaginé que fuera con la hermana de mi mujer, que a simple vista es muy modosita pero que le encanta ir siempre que puede de fiesta. Un viernes llegó a casa para buscar unos zapatos de mi mujer, porque se iba de cena con unas amigas y esos zapatos le quedaban muy bien. Me pilló echándome la siesta y no se qué estaría yo soñando que me levanté con el mástil para subir bandera, pero no me desperté del todo porque venia muy deportista y nada llamativa con una camiseta holgada por fuera de un pantalón de chandal. Le indiqué que pasara y que los buscara ella misma, puesto que mi mujer estaba trabajando y tenía para tiempo. Después de unos minutos sonó el móvil que tenia en la mesita de noche y me acerqué a la habitación a trompicones. Cristina o Cris como la llamo yo, estaba inclinada entre la cama y el armario mirando dentro dejando su culito en pompas. -Te llaman por el móvil.- Fue lo único que dijo y siguió remenando el armario sin darse cuenta que no me dejaba pasar. Poniéndome de lado la cogí de la cintura y pasé como pude rozando todas mis partes aún en auge por su culo. Mientras pasaba miré al espejo interior de la puerta. Vi como cerraba los ojos y ponía una mueca de satisfacción que siguió un rato después de que ya hubiera pasado. Contesté la llamada y mientras hablaba por teléfono comencé a calentarme más ...
    ... y más pensando en la cara que había puesto y el culo que me estaba mostrando. Después de colgar aún estaba en la misma posición y seguía buscando los zapatos que recordé en aquel momento que los llevaba mi mujer. Sin decir nada me levanté y me dispuse a pasar de la misma forma que había pasado antes, pero esta vez metí las manos por dentro de la camiseta para cogerle la cintura. Sin moverse para dejarme pasar, tuve que abrirme hueco plantando todo mi paquete en su culo. Esta vez no pasé de inmediato, fingí que no podía pasar y le rocé varias veces mientras miraba por el espejo como con los ojos cerrados se mordía el labio inferior. Entonces fue cuando me vino a la cabeza sacar todo el partido que pudiera y comencé a acariciarle la cintura poco a poco aplicando un suave masaje. Comenzó a mojarse los labios con la puntita de la lengua. Mientras comencé a deslizar mis manos hacia arriba acariciándole también su delgada barriguita, poco a poco y con mucho cuidado hasta que mis manos se toparon con los hierros del sujetador. Como no obtuve respuesta negativa, bajé una mano hacia la cintura del chandal mientras la otra seguía acariciándola dulcemente. Mi mano encontró la cintura del chandal, buscó un hueco y se fue metiendo poco a poco temiendo una brusca negativa que no encontró, ni cuando comenzó a colarse entre sus braguitas. Comencé a acariciarle el pubis y a jugar con la fabulosa mata de pelillos que tenía y lo único que ella hacía era mojarse los sabios y morderse el labio ...
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