1. Nombre de ángel: Matías


    Fecha: 19/09/2017, Categorías: Erotismo y Amor Hetero Autor: Mewlen, Fuente: CuentoRelatos

    ... insinuaciones visibles, pero me bastaba verla, oler su aroma, incluso alguna llamada telefónica a mediodía para desearla a mi lado. No sólo en mi cama, sino a mi lado, siempre. No era que estuviera celoso de otros hombres o de lo que pudieran hacer con ella; era, simplemente, que la necesitaba como al aire mismo. Estaba preocupado que, ahora que era mi esposa, me volviera yo un obsesivo que impidiera que ella creciera, que alcanzara su potencial. Hablé con Miguel largo y tendido acerca del tema. Alejó mis temores de forma simple, haciéndome ver que lo único que me pasaba era que -por fin- me había enamorado y que tendría que aprender a vivir con ello... Nuestra primera discusión tuvo que ver con nuestro futuro académico. Ya habíamos quedado en claro que, al menos ese año, ella terminaría su bachillerato y yo me dedicaría a trabajar en el taller, pero ninguno de los dos quería dejar al otro sin que pudiera realizarse académicamente. Yo sabía que ella deseaba acudir a la universidad a estudiar Arquitectura, era obvio para mí que, además de tener el talento, sus ojos brillaban cuando había algún trabajo que tuviera que ver con el área. Ella, por su parte, ya había notado mi afinidad por la construcción, obras públicas y edificación. - Matías, deja ya de insistir: no somos gente acaudalada. Tú estudiarás primero y luego lo haré yo, si es que hay tiempo y dinero - No te estoy preguntando eso - No, pero es obvio: No podemos permitírnoslo - Lo que te pregunté es si quieres ...
    ... estudiar, no dónde, cómo ni cuándo. - Está bien, sí, sí quiero estudiar... - ¿Eso era tan difícil de reconocer? - Claro que sí... serás bruto... no soy una niña: entiendo el sacrificio en dinero que implica que estudie, más aún la carrera que quiero... además, si vienen hijos todo se hará más complicado - Claro, porque estás sola en este mundo y el inútil de tu marido no hará nada para ayudarte jamás, ¿cierto? Me miró llena de dolor. Sí, ella había pisado la raya que marcaba el límite, pero yo la había traspasado por completo. Se fue corriendo a la habitación y se encerró de un portazo. En ese momento, a pesar de desear ir a disculparme y consolarla, la rabia ganaba en mi cabeza, así que antes de romper a vociferar preferí salir a dar una vuelta. Volví, horas más tarde, cuando ya estaba más calmado, dispuesto a hacer lo que fuera necesario para que me perdonara. No era cosa de tener o no razón; mirándolo objetivamente, ambos la teníamos. Simplemente no deseaba que ella siguiera triste por mi causa y, en el fondo, también me dolía el no estar junto a ella por algo tan trivial. Abrí la puerta y la oí en la cocina. Estaba esperándome; ya conocía mi rutina cuando me enojaba. Había servido un té para ella y otro para mí; quería suplicar su perdón y no sabía cómo hacerlo. Opté por la ruta más obvia. - Perdóname, por favor, Susana... lo que dije se me salió de control... nunca hubiera querido que... - Bebe -me dijo- Bebí. el té tenía Ginseng... nunca me ha agradado y ella lo sabía... aun ...
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