1. Se la mame a mi asistente


    Fecha: 11/01/2024, Categorías: Confesiones Tus Relatos Autor: Juan, Fuente: RelatosEroticos-Gratis

    Hola, esta historia es corta pero muy excitante. 
    Soy médico y trabajo en mi consultorio donde me ayuda una asistente, que llamaremos Liz, una chica 5 años más joven que yo, guapetona, de piel blanca y de buen cuerpo a pesar de ya tener 3 hijos.
    Ya llevamos trabajando varios años y siempre me ha gustado, pero nunca se lo había externado, y pues poco a poco le empecé a decir lo guapa que es y el cuerpo bonito que tiene, solo recibiendo una sonrisa nerviosa de agradecimiento. Pero fue en una reunión que tuvimos en la que ella fue y la verdad se veía espectacularmente guapa, con una blusa de escote discreto pero que le hacía lucir unas buenas tetas y una minifalda que se estuvo bajando toda la noche porque a los movimientos amenazaba con mostrar más de lo que debía. Entre el baile y el alcohol de ambos me di el valor de decirle al oído lo guapa, rica y exquisita que se veía y darle un abrazo más íntimo, a lo que solo atinó a decir que nos podían ver, ya que había muchos conocidos. Pues esa noche no pasó a más. Sin embargo a los días ya en el consultorio le recordé que todo lo que le había dicho era cierto, que me gustaba y que después de verla vestida así, más me excitaba. Ella siempre va con un uniforme quirúrgico que le realza las nalgas y se le ven riquísimas, cuando le dije esto me comentó que no podíamos terner nada ya que ambos somos casados, pero insistí en que ...
    ... por lo menos una sola vez me gustaría tender algo con ella, y que con eso me conformaba.
    Finalmente accedió pero solo me iba a dejar acariciarla y besarla. 
    Pues no iba a desaprovechar la oportunidad y en ese momento (ya habíamos terminado la consulta) me dispuse a besarla, y poner mis manos en sus nalgas que están súper buenas. Después de la dosis de buenos besos me inque frente a ella y le baje el pantalón, dejando ver una rica vagina depilada y rosita (siempre me imaginé que así la tenía), la di vuelta y pude admirar sus hermosas nalgas blancas y bien formadas, le pedí que se inclinara y pude ver su anito también rosita y sus labios vaginales que en ese momento brillaban por lo húmeda que estaba. Y me dispuse a dar una mamada de antología, comiéndome su culo y su vagina desde atrás, la escena era excitante y el sabor que de ella emanaba era delicioso. De vez en vez intentaba meter mi lengua por su rico ano, que por lo apretado no entraba, pero si la podía meter en su vagina, así estuvimos unos minutos hasta que la hice venir. Me comí todos sus jugos, que eran una verdadera gloria, podría habérmela comido por horas. Me levanté e intenté metérsela pero me dijo que eso no, que solo con la mamada me conformara. Ya no insistí ya que había disfrutado haberle dado una buena sesión de sexo oral. 
    No sé qué pasará en un futuro, pero no pierdo la esperanza de poderla penetrar. 
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