1. Gangbang extremo - Parte 2


    Fecha: 13/03/2024, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Durante los siguientes tres días yo estaba salidísimo, pero me tocó aguantarme las ganas ya que a Mar le dolía todo el cuerpo y a pesar de estar cachonda no era capaz ni de masturbarse por lo dolorido que tenía el coño, pero se mostraba radiante, feliz y mucho más atenta y cariñosa conmigo que antes de aquel día.
    
    Una vez recuperada de aquel encuentro, mi mujer me rogó que la entregase de nuevo, a poder ser con un hombre diferente, no me lo esperaba y tampoco me hacía mucha gracia, para que cambiase de idea intenté tratarla como lo había hecho ese hombre, pero a pesar de hacerlo casi con la misma dureza, Mar me confeso que no era igual, disfrutó mucho más que en otras ocasiones, pero había dos problemas, seguía sintiendo que mi comportamiento era forzado y sobre todo, le faltaba el morbo de sentirse entregada a otro hombre como un objeto sexual, así que, sin demasiadas ganas, acepté.
    
    Este encuentro no fue tan largo, apenas una hora, aunque fue igual de extremo, lo mejor es que una vez a solas si que pude follar con mi mujer, pero lo hice sin dejarla que se lavase por que meterle la poya en el coño rebosante del semen de un extraño me daba muchísimo morbo y ni ...
    ... siquiera me importó besarla apasionadamente con la boca y la cara sucia con restos del semen de ese hombre, algo que a ella también la puso muy muy cachonda.
    
    Con el paso del tiempo los encuentros de este tipo se volvieron habituales repitiéndose varias veces con algunos de esos hombres, entre ellos el de la primera vez. Al mismo tiempo fue cambiando la manera en la que Mar y yo follábamos cuando estábamos solos, por mi parte empecé a sentir que era mi obligación buscar hombres que le diesen a mi mujer el placer que yo no era capaz de darla y al mismo tiempo fui dejando que ella tomase las riendas a la hora de follar hasta llegar al punto de hacer lo que ella me decía y terminó por confesarme lo mucho que la excitaba pensar en mi como en su esclavo pidiéndome que aceptase serlo realmente. Evidentemente me negué, discutimos y pasamos por una pequeña crisis, la cual terminó cuando Mar preparó una cena romántica de reconciliación, por supuesto con polvo incluido y me convenció de probar un tiempo mi sumisión como un juego intimo, solo me sometería a ella estando los dos solos, para el resto del mundo ella sería mi esclava y me obedecería en todo por extremo que fuese. 
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