1. Confidencias 22 ¿Violación o consentido?


    Fecha: 20/03/2018, Categorías: Incesto Autor: Alvaro-L-de-H, Fuente: SexoSinTabues

    ... con ternura apretando mi brazo. -Vamos a andar un poco aquí no hay bares limpios donde llevarte. Busqué la figura de Damián, estaba hablando con los chicos que antes jugaban en el porche de la iglesia, les señalaba el coche y uno de los muchachos asentía con la cabeza, le hice una señal de que íbamos a caminar para que estuviera tranquilo pero comenzó a seguirnos. -Cuéntame cómo es tu vida…, ¿y tus estudios van bien? Andábamos muy próximos con su brazo sobre mi hombro que a veces acariciaba o apretaba con la mano. Comencé a parlotear sin detenerme contándole todo, o casi todo, obviando los temas sexuales, mi vida en la casa de Eduardo, como estaba en el colegio y la clase de ballet, que todo seguía igual o muy parecido a como cuando vivíamos en nuestra casa. Anduvimos un buen trecho y cada vez las casas se volvían más escasas, y se separaban más en el paisaje hasta que llegamos al cauce de un pequeño río con un viejo puente de piedra, lo cruzamos y como a veinte metros había tres pequeñas casitas a punto de colapsar y caerse, más lejos se veían otras realmente más bonitas y con jardines. Vamos un momento a mi casa y nos podremos sentar para seguir hablando. Iba confiado, sin detener mi charla, tenía tantas cosas que decirle, llegábamos ya a las tres casitas, para avanzar hacia las bonitas con sus jardines y entonces se detuvo. -No tenemos que seguir, yo vivo aquí. Le miré extrañado y sorprendido, pensaba que eran casas abandonadas, había mucha suciedad y cosas tiradas, ...
    ... jeringuillas como si allí fueran a inyectarse los drogadictos, condones usados de donde salía el semen de los que los usaron recientemente. -Pasa bebé tengo que recoger unas cosas. Miré hacia atrás, Damián estaba como a cincuenta metros y al ver que papá abría la puerta aceleró el paso, lo contuve con un gesto y su cara se puso tirante al dudar, si cumplir lo que Eduardo le ordenara, o mi gesto para que se calmara y detuviera. Triunfó la segunda opción. El lugar era un recinto alargado y no muy grande con unos asientos desvencijados y ocupados por dos bultos tirados que no identifiqué hasta que me acostumbre a la oscuridad del lugar. Se pusieron en pie, eran dos hombres delgados y altos, peor vestidos que papá y también con barba, parecían vagabundos. Uno de ellos habló dirigiéndose a papá. -Se te dio bien la caza, que carne más rica traes. Se llevó la mano a la entrepierna y se frotó su paquete haciendo ruido con la tela. Los dos me miraban pasando sus ojos por mi cuerpo y me encogí sintiendo miedo, mis nalguitas se tensaron dentro de mi ajustado pantalón blanco, permitiendo que vieran como se formaban esos hoyuelos a sus costados que tanto gustan a los machos. No debí haber entrado al lugar pero ya estaba hecho y por lo menos estaba allí mi padre que resultaba más fuerte a pesar de su delgadez reciente. Papá no le respondió y me sujetó del brazo tirando de mí. -Vamos bebe sígueme para hablar privadamente. La zona privada estaba detrás de una cortina de viejos trapos que apartó, ...
«1...345...13»