1. Mariel, mi madrastra puta


    Fecha: 21/03/2018, Categorías: Incesto No Consentido Autor: Carlos Zeta, Fuente: CuentoRelatos

    ... me dirigía hacía ahí. Un vecino, que estaba parado detrás del muro de su casa, le dijo algo, y ella sonrió. Otro día la escuché hablando en la cocina por celular, en susurros, y cuando me acerqué para servirme una tasa de agua, dijo algo ininteligible y colgó. A veces yo volvía a casa en horarios irregulares, sólo para ver si la encontraba en algo raro. Pero no había caso. No tenía nada contra ella, pero aun así seguía convencido de que no era la mujer ideal para el viejo. Cuando llegó fin de año se fueron con el viejo a la fiesta anual de la empresa para la que él trabajaba. Mariel llevaba un vestido negro, muy ceñido y corto, con un pronunciado escote que mostraba parte de sus tetas. A mí me parecía que le quedaba mucho mejor los colores claros, ya que resaltaban su piel bronceada, pero aun así se veía muy hermosa. Y muy puta. Cuando volvieron a la madrugada, yo todavía estaba paveando con una serie. Él iba con su brazo sobre el hombro de Mariel, y arrastraba lentamente sus piernas. Creí que estaba borracho, pero vi que ella tenía una expresión de preocupación. Entonces observé mejor al viejo, y noté que su cara estaba hinchada. β€” ¿¡Qué pasó?! β€” Pregunté, preocupado. β€” Tuvimos un problema, pero está todo bien. β€” balbuceó el viejo. β€” solo necesito un poco de hielo y descansar. β€” agregó. β€” Pero cómo que está todo bien. β€” dije, indignado. β€” ¡mirá como estás! β€” No le grites. β€” intervino Mariel. β€” dejame que me ocupe de él, y después te explico. Después de media hora, Mariel ...
    ... volvió al living. β€” ¿Está bien? β€” pregunté. β€” ¿No es mejor que lo llevemos a un hospital? β€” Está bien, no te preocupes. Sólo tenía unos golpes en la cara. Ya está durmiendo como un tronco. β€” Pero contame qué pasó, por favor. β€” Tuvo una pelea con un tipo en la calle. Nos bajamos del taxi unas cuadras antes, para caminar un poco, y ahí nos cruzamos a ese tarado. β€” ¿Y por qué fue la pelea? β€” pregunté. Aunque ya me imaginaba la respuesta. Mariel miró al piso, parecía algo avergonzada, y culpable. β€” Es que el tipo me dijo una guarangada, y tu papá se puso loco. β€” Me imaginaba. También… si vas así vestida… β€” ¿Qué tiene que ver la manera en que voy vestida? β€” preguntó ella, indignada. β€” Vos sabés a qué me refiero. β€” dije. β€” No, no lo sé. La vi de arriba abajo. Estaba sentada al lado mío. Las piernas cruzadas. Si le levantara unos centímetros el vestido, podría ver la tanga que llevaba puesta. β€” El problema es que andás provocando a todo el mundo. β€” le largué. Estaba furioso. El pobre viejo había recibido una paliza por culpa de esa zorra. β€” Me duele lo que decís. No pensé que fueses tan machista. β€” dijo ella. β€” No te hagas la inocente. β€” retruqué. β€” no me vengas con esa mierda del feminismo. Si salís vestida así, sabés muy bien que vas a calentar a todo el mundo. β€” ¿Ah sí? ¿A vos también? β€” preguntó la zorra, desafiándome. Descruzó las piernas, y luego las volvió a cruzar. Yo hice de cuenta que no la escuché. β€” Además no me gusta que lo cagues al viejo. Y si no le digo nada es para que ...