1. Entrega total (Capítulo 5)


    Fecha: 24/03/2018, Categorías: Dominación BDSM Autor: cleversex, Fuente: CuentoRelatos

    Marta había ido a buscarle al trabajo con el X5. Era viernes y estaba nerviosa. Primero porque, por indicación de Paco, iba espectacular: extremadamente llamativa. Una exigua minifalda, sandalias de tacón alto, y un top corto que dejaba al aire su ombligo. Había aparcado en doble fila y tal como le había ordenado su amo, le esperaba fuera del coche: nunca había estado en público tan ligera de ropa sin la compañía de su amo. Y segundo, iban a pasar el fin de semana a Carabaña, dónde Paco tenía una pequeña parcela de un par de hectáreas y una casita de una planta con sótano y un cobertizo. Lo que fuera a pasar allí la tenía de los nervios. Desde el principio, Paco se dio cuenta de que de cosas de sadomasoquismo no tenía ni puta idea. Después de leer sus diarios sabía lo que Marta quería, lo que necesitaba, que deseaba un castigo extremó, y en eso no tenía práctica. Es cierto que le gustaba practicar sexo duro, pero se limitaba a unos azotes en las nalgas de su pareja de turno y algún tirón de pelo. Nada más. Para ilustrarse, empezó a visitar por internet páginas eróticas de todo tipo en donde rebuscaba temáticas de BDSM y sumisión. Lo estuvo haciendo casi a diario cuando llegaba a casa después de trabajar, y después de haber follado a Marta y de haber cenado. Se sentaba ante el ordenador y cuando Marta terminaba de recoger la cocina, se metía bajo la mesa y se tiraba todo el tiempo chapándole la polla y restregándose la cara con ella. Le molaba esa situación, y sin duda a ella ...
    ... también. Ahora estaba preparado. Había contratado a unos albañiles que aislaron el sótano para eliminar humedades y el ruido. Más que nada por precaución, aunque eso no le preocupaba porque la casa estaba alejada de las otras casas más de doscientos metros. Con el pretexto de que era para un taller de escultura, había ordenado instalar un cabrestante eléctrico que se desplazaba por un carril a lo largo del techo. También habían instalado unas argollas en las paredes. Después, compró muebles y artefactos sadomaso en un par de páginas especializadas. El suelo estaba totalmente enmoquetado: algo que Paco aborrecía era ver a Marta con las plantas de los pies sucios. En un lado había también una cama pequeña sin cabecero y un gran sillón. Por último, en una esquina, bajo la escalera, se había instalado un pequeño baño con plato de ducha. En definitiva, todo lo había preparado para proporcionar a Marta un fin de semana de tormento y dolor sin límites tal y como ella deseaba. Paco la había ordenado que no se pusiera ropa interior y eso hacía que detuviera más nerviosa, aunque era consciente de que se la pasaría cuando su amo apareciera por las grandes puertas de cristal del edificio. Era una mañana fresca de finales de junio, y ese fresco se colaba por debajo de su exigua falda aireándola el chocho. Sentía una sensación extraña y de alguna manera eso la excitaba más. Cuándo salió y se aproximó a ella, rápidamente le lanzó los brazos al cuello y le ofreció los labios con una amplia ...
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